jueves, 12 de abril de 2012

ANHELO DESDE LA OSCURIDAD Capítulo Décimo Tercero:




 “En Busca de Redención – Parte I”

El agua estrepitaba contra el vidrio de las ventanas, los relámpagos precedían al estruendo de los truenos, y el crujido de la cama elaborada en nogal dejaba saber a cualquiera que estuviese lo suficientemente cerca de allí, lo que se estaba haciendo entre las sábanas de esta habitación…
Embestí con mi cadera hacia arriba, mientras que ella se presionaba contra mi miembro una y otra vez. Mis manos aferraban sus rodillas que enmarcaban mis costados mientras que sus manos estaban engarfiadas aferrándose a mi estómago cada vez que se ondulaba para recibirme. 
Su grito de placer eclipsó la tormenta que se desarrollaba afuera, un momento después perdí el control y me arrastrar por el éxtasis hasta caer laxo sobre las  almohadas.  
-          ¿No se supone que íbamos a tomarnos las cosas con calma? Porque según yo esto de que nos veamos y nos arranquemos la ropa, no parece serlo realmente. – mientras Isabella hablaba yo recorría uno de sus antebrazos con las yemas de mis dedos, haciéndola estremecer de tanto en tanto.
Sonreí de lado.
-          No te sientas mal. No tienes la culpa de que yo sea irresistible. Eso suele pasarle a muchas…¡Ouch! – me sobé el estómago donde me había golpeado medio en broma.
-          Hablo en serio, Edward. Dijimos que haríamos las cosas diferentes esta vez y no parece que lo estuviésemos haciendo. – un sombrío pesar se apoderó de su mirada, así que me apoyé en uno de mis codos y la miré desde encima.
-          Sé que tienes miedo, Bella…- le acaricié el pómulo con mi mano libre. – …y tienes razón en sentirlo, porque me he comportado como un maldito bastardo egoísta; pero te juro que lo único por lo que estoy intentando ser mejor con “todo” y “todos”, eres tú. No sé cómo hacer las cosas bien y también que no soy digno de ti, pero voy a intentar con todas mi fuerzas el poder merecerte porque no estoy dispuesto a perderte de nuevo.
Por un instante sus ojos brillaron con una emoción casi desbordante, que de haber sido posible yo hubiese creído que iba a romper a llorar en cualquier momento, pero al final se hizo la dura y respingó con falsa frialdad.
-          No deberías hacerlo por mí, deberías hacerlo por ti y por los que te rodean.
Meneé la cabeza de lado a lado como queriendo decir No – has – entendido – nada – mujer.
-          Si te digo que lo hice por otro te mentiría, entonces ya estaría dando un paso hacia atrás. ¿Acaso no quieres que me regenere y sea un vampiro decente? – no pudo aguatar la risa - ¡Te juro, Isabella, que hay veces en las que no te entiendo!
-          ¡Deja de hacer el payaso!
-          Vale, vale, ¿pero me comprendes, no? Estoy haciendo lo mejor que puedo, y lo seguiré intentando. No puedo prometerte que seré bueno con Jacob Black, pero al menos no trataré de matarlo.
Entornó la mirada con cansancio y suspiró.
-          Supongo que es lo mejor que podré obtener de ti, en cuanto a este tema.
-          Sí. Sí lo es.
-          ¿No tiene caso que te pida que intenten ser civilizados?
-          No.
-          ¿Ni siquiera por mí?
-          Es por ti que lo odio tanto. Quiere acostarse contigo.
Isabella se volteó hacia mí y me colocó la mano en el pecho provocándome pensamientos que rondaban la idea de cinco diferente posturas, duro, profundo y placentero; pero debía esperar a terminar esta conversación en la que pretendía esclarecer todos nuestros puntos de vista. ¡Aburridooooooooooooo! Gritó el antiguo Edward, pero opté por ignorarlo lo mejor que pude, aunque mi pene no pudo.
-          Si yo hubiese querido hacerlo, ya lo hubiese hecho. Y no…no me gruñas. Sabes que es cierto, pero no es así. Y es porque en el fondo esperaba que rectificaras tus actos y te dieras cuenta de lo que estabas haciendo mal. No quiero estar con Jacob, quiero estar contigo. Pero primero sabes lo que tienes que hacer, o si no te dejaré de nuevo. Sin remordimientos. – sus ojos y su tono de voz me indicaron que ella no estaba jugando; que las cosas serían a su manera o a la carretera…no tendría otra oportunidad para joderla.
-          Está bien. – respondí entre dientes.
Entonces su semblante cambió a algo que me resultó mucho más atractivo cuando sonrió con picardía y enarcó las cejas.
-          ¿Y ahora qué hacemos?
-          Yo tengo una idea de lo que podemos hacer…- la coloqué de espaldas a mí y entré en ella.
Tres horas, cuarenta y siete minutos, veinte segundos y dos almohadas menos después; una la mordió Bella y la otra la rasguñé yo; volvimos a que darnos laxos sobre el colchón. Y hablábamos sobre naderías hasta que ella tocó un tema “escabroso”…
-          Me gustaría quedarme en Forks. – comentó Isabella con las sábanas atrapadas bajo sus brazos. La nostalgia de lo que había dejado atrás se hacía latente en su postura, mirada y hasta tono de voz. – Sé que no puedo volver a tener una vida en Coldwater ¡pero aquí si! Puedo trabajar, salir y hacer cosas que allá no puedo.
-          Entonces nos mudaremos acá. Deja que hable con Jasper que conoce mejor la zona y buscaré una buena zona…
-          No. No quiero dejar a Carlisle y Esme. Les he tomado mucho cariño y no sé…no quiero dejarlos ahora.
-          ¿Qué tiene de especial dejarlos ahora o luego? Además, seguirás viviendo en la ciudad…
-          ¡Pero no con ellos! – agregó casi en súplica. – Además están Alice y Rosalie, a las que también les tengo mucho aprecio. Son las únicas amigas que tengo.
La idea de Bella me causaba sensaciones contradictorias. Por un lado estaban los inconvenientes de vivir en pareja y además “en familia”. No íbamos a gozar de mucha privacidad que se dijera. Bueno…en realidad de casi “ninguna privacidad” ya que el agudo y súper desarrollado sentido auditivo vampírico no te permitía guardarte para ti o para tu pareja solamente tus actividades entre sábanas. Eso anexo al hecho de que Carlisle y yo compartíamos un pasado del cual nos incomodábamos al hablar. Si, habíamos hablado, me había pedido que volviera a casa con él y bla bla bla, pero al final de la jornada, me había limitado a devolverle el apretón de mano en gesto de que todo estaba en paz entre nosotros y que me pensaría la propuesta.
Pensármelo…había pensado mucho y aún no llegaba a ninguna conclusión sobre el tema. Y por el oooootro lado, sentía el impulso de atreverme a vivir con lo ellos llamaban familia y de lo que yo casi ya no recordaba cómo se sentía tener. Así que seguía en una encrucijada mental  del tipo Pro & Contras de la que no conseguía escapar.
-          ¿Sabes que Carlisle tuvo un hijo? – preguntó Bella, quien ante mi falta de comentario alguno y en lo que sospeché que era una táctica evasiva para evitar meterme presión; estaba mirando al techo amachimbrado de la casa tipo cabaña de Jasper y tratando de desviar el tema hacia lo que ella creía que era menos delicado. Cuán equivocada estaba…
-          ¿Ah sí? ¿Te contó todos los detalles de la historia? – me miró extrañada y casi me quise dar de cabezazos contra la pared. Si eso no había sido un conato de confesión, sinceramente no sabía qué más podía serlo.
-          ¿Por qué me preguntas eso? ¿Tú lo conoces? – asentí. - ¿Cómo se llama?
-          ¿Qué importancia tiene?
-          ¡Claro que importa! A Carlisle lo persigue una tristeza en la mirada que intuyo que es por eso. Él es muy amable y cálido, se comporta como un padre amoroso con todas nosotras, pero aún así puedes ver que le falta algo. Siente cierto vacío el cual no admite, por supuesto. –  estaba implorando con la mirada, aunque con su boca no hacía más que interceder a favor de Carlisle. Y eso era más de lo que mi lado “blandengue” podía tolerar, puesto que habían escasas cosas que le negaría a Bella para verla feliz así como a la misma vez sentía crecer ese impulso de volver con el que en una ocasión fuese como mi padre.   – No me gusta verlo así. Si supiese en donde estuviese ese chico…
-          No es un chico. Soy yo Bella…- abrió la boca para decir algo pero volvió a cerrarla y se limitó a verme con una expresión de incredulidad. – No me digas que no lo sabías; parecía como si estuvieses lanzándome indirectas…
-          ¡Te juro que no! Me acabas de decir que lo conocías y pensé que sabrías donde encontrarlo, pero jamás pensé que tú…que fueses…
-          ¿El célebre hijo perdido? – dije con una nota de sorna. – Pues así es. Yo fui el primer ser que convirtiese Carlisle. En realidad no sé si soy el único…
-          No, Rosalie también fue transformada por él.
-          ¡¿En serio?! ¡¿Por qué hizo una cosa así?!
-          Edward…- me riñó entre dientes.
Le sonreí cual niño travieso y logré sacarle una sonrisa antes de ponerme serio de nuevo y contarle mi versión de la historia.
-          La cosa es que después de diez años de creado, me harté de él y sus normas. No entendía por qué tenía que tener autocontrol cuando nuestra naturaleza nos inclinaba hacia otro lado. Así que un buen día; o debería decir un mal día; me fui de su casa. – sentí una amarga sonrisa tensarse en mis labios. - ¿Sabes que fue lo más me molestó? Que cuando fui a despedirme su mirada era de dolor y a pesar de eso me sonrío y me dijo “Vuelve cuando quieras. Te estaré esperando” ¡Pero yo lo que quería era odiarlo! Porque si lo hacía, yo suponía que no podría extrañarlo. Y hoy, medio siglo después me doy cuenta que fue en vano. Pasé años y décadas intentando hacerme de hielo. Un ser sin sentimientos, y eso casi me destruye; al perderte a ti. No he hecho nada bien en estos últimos cincuenta años, Bella. Nada excepto estar contigo. Eso es de lo único de lo que no me arrepiento.
Ella acarició mi rostro con sus manos tersas que emulaban el roce de la seda contra mi piel, sonrió con dulzura y colocó un casto beso en mis labios…
-          Yo te ayudaré a mejorar, pero no del todo. – la manera en que sonreía sugería que estaba tramando algo.
-          No te entiendo…
-          Me gusta que seas un chico malo. No necesito que seas un bastardo narcisista pero si que conserves tu esencia. No quiero a un santo conmigo, Edward; porque te amo con tus luces y tu oscuridad. Eso forma parte de tu encanto…
Se puso en pie con un movimiento antinaturalmente rápido y comenzó a vestirse. Muy pagado de mí mismo coloqué las manos detrás de mi cabeza y disfruté de espectáculo de estriptis al reverso.
-          Bueno…hay algo más de lo que me arrepiento. – dije con sarcasmo.
-          ¿No haberte asegurado de haber matado a Jacob? – estaba abrochándose el brassier de seda color crema.
Sonreí descaradamente.
-          Me conoces bien, Bella. Me conoces bien.
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Los días pasaban tan rápido que apenas me daba cuenta. Seguía quedándome en casa de Jasper mientras que conseguía una casa cerca de la casa de Carlisle. Aún Isabella y yo no lográbamos ponernos de acuerdo en ese tema, ella quería seguir al lado de Carlisle y yo quería tener independencia, aunque había admitido que quería estar cerca de él también; solo que eso lo había hecho solo para ella y le prohibido decírselo a alguien. También solíamos salir de caza cada dos días para que pudiese habituarme a la “nueva dieta” que por cierto es bastante asquerosa. Digamos que en comparaciones humanas, era como cambiar un exquisito filete por tofu. Si, así de asquerosa era pero…ya saben…haría cualquier cosa por “ella”. 
Con respecto al “Más maldito de todos los malditos”, entiéndase Jacob Black, había desaparecido durante unos exquisitos siete días. Según Carlisle, había hablado con él y le había explicado la manera en que se habían dado las cosas entre Bella y yo; le ofreció acogerlo bajo su brazo, cosa que me irritó hasta más no poder; pero el tipo ese rechazó la oferta. Gracias al cielo. Luego se despidió de él y dijo que no lo haría de Bella porque no sabía cómo hacerlo. Seh bueno…la cosa es que no confiaba en que él fuese tan buena gente, pero aún así teníamos una semana excelente en la que yo no había vuelto a ver su feo rostro resucitado por los lares. Bella decía que lamentaba que se hubiese ido sin haber podido hablar con él a la cara; y aunque traté de disimularlo, yo estaba muy feliz.
Cierto día, estábamos toooooda la familia Cullen. Jasper y Alice yacían sentados uno muy cerca del otro cerca de una ventana mientras él le susurraba cosas tan dulces y tan cursis que serían capaces de matar a un diabético con tanta dulzura, así que decidí hacer como si no estuviesen ahí. La odiosa de Rosalie por su lado, diseñaba frente a su notebook que se encontraba en la mesa de centro de la estancia unos cuantos bocetos de prendas de vestir; de vez en cuando le pedía consejos a Esme en cuanto al color o la tela con la que debían fabricarse; según entendí quería montar una pequeña boutique en Port Angeles. Esme estaba correctamente sentada al lado de su esposo, con las piernas cruzadas a la altura de las pantorrillas como una dama conocedora del perfecto protocolo. Carlisle hablaba con Isabella y conmigo acerca de nuestra situación y bla bla bla bla…
-          Entonces quieren mudarse…- dijo él apesadumbrado intentó fingir una sonrisa que no le llegó a los ojos.
-          Sí, pero aún no decidimos donde. – respondió Bella titubeante. – Puesto que me gusta mucho Forks y no quiero alejarme de ustedes…
-          Pero Edward quiere independencia. – sentenció Alice quién de pronto apareció al frente de nosotros y tomó asiento con mi Asesor – Abogado – Especie de “amigo” Jasper al lado de Esme.
-          Así es.
Mi tono era huraño, pero eso se debía al no poder adivinar lo que esa pequeña criatura diabólica tramaba en su cabeza; porque sabía que lo hacía, su mirada me lo gritaba. Eso, y que además estaba recitando al revés el alfabeto en arameo!
Bella me dio un codazo a la altura de mis costillas por mi repentina hostilidad.
-          Yo tengo una solución.
-          Ah ¿sí? ¿Y cuál es? – preguntó el cabeza de la casa.
Muy pagada de sí misma nos sonrió a todos cual niña de cinco años que termina su recital de ballet sin equivocarse en un solo movimiento.
-          Se están olvidando que al final del jardín está una especie de cabaña que antiguamente utilizaba el jardinero de esta casa. Así que se podía transformar y los chicos tendrían privacidad y a la vez estarían bastante cerca de nosotros. Esme se encargaría de la decoración y tanto Rose como yo podríamos ayudarla con el diseño. Y ¡voilá! Todos felices!.
Todos la miraban como lamentándose de que no se les hubiese ocurrido a ellos. Bueno, todos menos Rosalie, quien tenía tantas ganas de vivir conmigo como de raparse la cabeza con un mohicano y vestirse como una punk. Por mi lado, desconocía la existencia de esas instalaciones así que jamás se me podría haber ocurrido aquella idea. Aunque no me molestaba en lo más mínimo excepto por una cosa.
-          Eso llevará un tiempo de remodelación, pero está bien. Mientras debemos buscar un lugar…
-          Si empezamos mañana mismo creo que en unos quince días podemos tener algo completamente habitable y precioso. Tenemos la ventaja de no tener que dormir. – acotó Esme con un sonrisa maternal emocionada por el proyecto que tenía entre manos.
-          Puedo pagar que otros se encarguen de eso. No necesitan hacer eso…
-          Pero lo haremos porque queremos. – sentenció Esme como si no admitiera réplica. – Además se tardarían más.
-          Entonces está decidido. – intervino Bella con la sonrisa más radiante que le hubiese visto jamás. Se giró hacia mí y juntó nuestras manos. – A menos de que  de acuerdo con esto o prefieres estudiar otras opciones…? Yo lo entendería.
De pronto sentí el peso que tenían doce ojos puestos sobre mí a la espera de una respuesta. Tenía frente a mí lo que en secreto había anhelado incluso antes de siquiera ser capaz de aceptar ante mí mismo, el padre que había echado en falta desde hacía más de medio siglo, una compañera que estaría conmigo; si no la cagaba tanto; por el resto de la eternidad y no solo compartiendo noches de sexo; sino como una pareja común y corriente. Eso sin tomar en cuenta toda la mierda implícita en el vampirismo, claro está. Y finalmente una especie de “familia” cosa que me era tan desconocida como la física cuántica. Mi consuelo era que no solo yo era nuevo en todo eso de entrar en círculos familiares, sino que Jasper también estaba tratando de entrar en el clan Cullen como compañero de Alice, y sí que estaba por lograrlo. Nada más había que ver como se llevaban esos dos para que te dieran ganas de salir pitando del lugar con un empalagamiento monstruoso.
En fin…
-          Tengo que ver la cabaña primero para saber lo que tenemos que comprar. – dije con fingido desapasionamiento.
Bella me abrazó y vi por encima de su hombro como Carlisle trataba de contener la emoción. Pero lo comprendía a la perfección, pues sentía como si después de tanto tiempo algo hubiese encajado en su lugar de nuevo.
-          Vamos a cazar. – susurró bajísimo Bella en mi oído haciéndome estremecer. – Tenemos algo que celebrar.
Nunca antes las despedidas habían sido tan cortas como en ese momento; pero necesitaba huir antes de que ese jodido bulto entre mis piernas se hiciera más grande aún.
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Al día siguiente, yo estaba arreglando desde la casa de Jasper ciertos detalles de la mudanza. Bella y yo habíamos hablado de eso la noche anterior cuando nos fuimos de caza y…nos pusimos a…bueno, nos fuimos de caza y punto. El caso es que habían algunas cosas que queríamos mandar a traer desde Coldwater; lo que por ley me obligaba a contratar a una empresa de mudanzas. Además de verme obligado a ir para allá.
Después de llamar al aeropuerto y cuadrar todo, llamé a Isabella a su celular.
-          Salgo dentro de dos horas para New Hampshire. Ya acordé todo lo que necesitamos. Se supone que en quince días deben de estar enviando las cosas a Forks. De hecho, ya arreglé que estuviesen enviando las cosas para cuando las remodelaciones estuviesen hechas. Así que vendrán mañana a inventariar cada cosa que queramos llevarnos y la almacenarán en un cubículo hasta que toque enviárnoslas.
-          Oh. No sabía que eso se podía hacer. – respondió ella del otro lado de la línea.
-          Claro que sí. Cuando les pagas suficiente y son una empresa responsable, claro está. no dejaría tus Cosmopolitan es las manos de cualquiera. – escuché su risa amortiguada y me complació ver lo fácil que estaba resultando todo para nosotros en este nuevo comienzo. – Estoy arreglando el equipaje. Te llamo en cuanto salga para el aeropuerto ¿está bien?
-          Eres muy eficiente ¿te lo han dicho? Solo por eso te estará esperando un premio en casa. – el tono que usaba parecía el de una gata melosa que busca que la consientan cuando se restriega contra las piernas. ¡Ah, fabuloso! Ahora tenía una erección y media hora solamente disponible antes de que viniera el coche por mí.
Supe que me estaba excitando demasiado cuando las costuras del pantalón crujieron y el teléfono también, así que solté el agarre de ambos; pero primero el del pantalón porque es preferible perder un blackberry antes que asfixiar a mi pobre pene.
-          Sabes que pagarás por eso ¿cierto?
-          Me muero por ver que es lo que harás.
-          En realidad no te vas a morir, y eso es bastante conveniente basados en lo que tengo en mente ahora.
-          ¿Ah sí? ¿y se puede saber que será “eso”? – recalcó la palabra con un deje tan sensual que hizo que se me pasara por la mente perder el avión, pero sospechaba que la intención de Bella era causarme un serio caso de blue balls; y si no me apuraba a colgar se saldría con la suya.
-          Oh, lo sabrás. Créeme que lo sabrás apenas llegue. – al final dulcifiqué mi tono. – Tienes el corazón del monstruo en tus manos. Por favor, cuídalo. Porque él te va a extrañar cada momento que esté lejos.
-          Lo haré.
Terminamos de despedirnos y me puse las manos en la cintura y miré hacia el asta de bandera que tenía abajo.
-          Tú y yo tenemos un problema que arreglar antes del viaje.
Varios minutos después me estaba montando en el taxi que me llevaba al Three Forks Airport. Jasper había insistido en llevarme pero preferí dejarlo en la ciudad por si “el indeseable Lázaro” aparecía de nuevo.
Varias horas después, aterricé en New Hampshire, tomé un taxi y me dirigí a la casa. Apenas llegué noté que las superficies de casi todo estaban cubiertas de una fina capa de polvo. Subí las escaleras y vi la puerta arrancada de los goznes  tirada en el suelo de cuando había descubierto que bella había escapado de mí. Los recuerdos de mi etapa cabrona me aturdían, aún no podía comprender como ella había podido darme una segunda oportunidad. No después de todo lo que había hecho. Recogí el objeto y lo recosté de la pared y seguí hasta nuestra habitación; desde allí llamé a Bella y con el altavoz puesto fui recogiendo y eligiendo lo que se iría a la nueva casa.
Revistas, ropa, zapatos, adornos, los sofás, sillas, productos de maquillaje y cerca de treinta mil cosas más fueron seleccionadas por ambos para ser embalados. Saqué de uno de los cajones aquel babydoll negro transparente de Victoria´s Secrets que hacía ya casi un año que había hurtado de la antigua casa de Bella.
Mi vieja amiga “La Sra. Erección” había vuelto, así que le comencé a describir a Bella lo que pensaba hacerle en cuanto la viera. Ella me comentó como lo recibiría y gemí al imaginármela “no muy vestida” con ese babydoll haciendo lo que ambos describíamos. Me encaminé hacia el colchón repleto que estaba casi repleto de objetos que empujé hacia un lado, me estiré en la cama, y cuando liberé mi pene tomé su base y comencé a acariciar con lentitud pero con fuerza.
Eché la cabeza hacia atrás cuando un espasmo me golpeó pero aflojé el agarre retrasando el clímax lo más posible.
-          Te quedaste callado, Edward. – susurró Bella con una cadencia irresistible. Arrastrando una que otra palabra generando un hechizo como el de una serpiente. - ¿Acaso ya te…corriste?
Gruñí ante su actitud provocadora.
-          No, aún no. pero estoy muy cerca. Sin embargo me cuesta guardar el control cuando te estoy imaginando a medio vestir mientras que yo te acaricio con lentitud. Arrastro mis yemas con suavidad por tu cuello, desciendo por el medio de tus pechos pero sin acariciártelos, sigo por tu estómago, tu vientre y cruzo la línea que me marca su transparente braga de encaje hasta encontrar tu sexo y acariciarlo sin mucha delicadeza. – escuché como se rompía una tela y aunque me moría por preguntarle que era decidí seguir adelante con nuestra deliciosa tortura. – Tu humedad me baña los dedos sin pudor y eso está bien. No quiero que te cohíbas conmigo. Jadeas mi nombre ondeándote hacia mí en busca de más. Y te lo doy…- los gemidos desde el otro lado de la línea telefónica no se hicieron esperar y eran música para mis oídos. ¿Estás cerca, Bella? – jadeó un débil “si”. – Entonces vente para mí, quiero escucharlo.
En ese momento un largo y exquisito gemido – lloriqueo se apoderó del altavoz incitándome a correrme y eso hice. Largo y tendido en mi mano, aunque fue algo vacío porque ella no estaba ahí conmigo, sin embargo eso no le restaba punto en cuanto lo excitante que había sido. Esperé a que mi respiración se sosegara antes de4 hablar de nuevo.
-          ¡Wow! Ya no más aburridas pláticas telefónicas. De ahora en adelante cuando no esté en casa, esta será la manera en que nos comunicaremos. – escuché su risa del otro lado y no pude evitar hacer lo mismo. – No te rías; estoy hablando muy en serio.
-          Vale. Como quieras. ¿pero eso también aplica a otras personas? – comentó con voz juguetona. No pude reprimir un sonido gutural que brotó de mí.
-          Por supuesto que no. – dije entre dientes.
Terminamos la conversación entre envíos de saludos por mi parte y recordatorios por parte de ella. Como si fuesen necesarios; dije para mis adentros. Pero eso me hizo pensar en una cursilería que no me parecía del todo mala, cada vez parecíamos una verdadera pareja.
Al día siguiente, a las ocho en punto de la mañana la empresa de mudanzas llegó y antes de proceder a recoger algo; uno de los encargados entró a la casa e inventarió todo lo que quería que se llevasen. Me dejó una copia y luego fue cuando procedieron a recoger el millar de adornos, muebles y pertenencias. Excepto las maletas que contenían tanto la ropa de ella como las mías, todo fue embalado en cajas blancas con el logotipo de la empresa, de acuerdo a su contenido fue clasificado y tratado con sumo cuidado. Todo estaba arreglado.
Mi nueva vida con Bella sería perfecta con Bella al lado.
A la mañana siguiente me dirigí al Aeropuerto Regional de Manchester y de allí tomé mi vuelo hasta Seattle, desde allí una pequeña escala y hasta Three Forks Airport de nuevo. Cuando iba camino a tomar un taxi; aún no compraba un auto adecuado para estar en esa ciudad  en la ciudad; mi teléfono timbró. Miré la pantalla y era número desconocido.
-          Edward, es Alice. – no había tenido tiempo siquiera de decir “aló”.
-          Creo que bien podrías esperar a que llegue a la casa para hablar de decoración…
-          No estoy llamando por eso. – su tono frío me inyectó un frío desagradable a lo largo de la columna vertebral hasta llegar a mi culo.
-          ¿Qué pasa?
-          Tuve una visión. Por favor dime que vienes cerca.
-          Me dirijo a tomar un taxi de inmediato. ¡Dime de una puta vez lo que pasa! ¡¿Es algo con Isabella?! – el miedo me atenazaba. Sentía que tenía que salir corriendo a protegerla pero aún no conocía lo que estaba pasando.
-          Vi que Bella era secuestrada por Jacob…- automáticamente gruñí exasperado y urdiendo un plan de venganza en mi mente. Tenía unos fósforos en el bolsillo derecho de mi pantalón, y sabía muy bien cómo iba a usarlos.  Aún así un lado de mi mente, consideró la posibilidad de que ella no podía ser abducida inconsciente ya que los fármacos no funcionan con los vampiros, y tampoco pueden inyectárnoslos puesto que nuestra estructura corporal parecía estar hecha en una especie de hierro forrado en una suave tela. Por lo tanto Jacob Black no se las vería fácil con Isabella, en lo que me tomaría llegar hasta ellos… - Y por Tanya. – finalizó; y ese ramalazo de frío se intensificó.
-          ¿En – dónde – coño – están? – musité con rabia.
-          Ahora justamente no lo sé. En la visión me parecía verlos acercarse por la carretera de Willow Creek en vías de Three Forks pero estoy ya cerca del aeropuerto y no los he visto; así que creo que aún no han pasado por allí.
-          Ese pedazo de mierda me va a pagar con creces…
-          ¡Enfócate, Edward! necesito que estés cerca de la puerta principal para recogerte y seguir de largo a por Bella.
Accedí a lo me decía y en menos de cinco minutos el maldito equipaje estaba en el coche, Alice manejaba como posesa en dirección contraria a donde habíamos venido y yo trataba de no salir del auto corriendo. Necesitaba saber algunas cosas.
-          ¿Por qué si viste que Bella sería secuestrada la dejaste salir de casa? ¿En dónde coños está Hale? No me mires así, ¡Se suponía que él se quedaría cuidándola!
-          Primero que nada. Jasper estaba encargándose de los negocios tuyos cuando recibió mi llamada. Automáticamente fue a buscar a Esme y Rosalie a Port Angeles, así que pregunta antes de sacar tus propias conclusiones. Y segundo, mi don no es ninguna ciencia exacta, veo lo que ocurrirá cuando se toman decisiones. Eso siempre y cuando estén relacionados de alguna manera conmigo, por lo cual presiento que no había visto que secuestraban a Isabella hasta que ambos se decidieron a hacerlo. Jacob y Tanya conocen las limitaciones de mi don e intentan sacarle partido a estas. Además, desconozco porque diablos Esme y Rosalie no contestan los malditos teléfonos, así que tampoco pude advertirlas.
-          ¿Y Carlisle sabe de esto?
-          Tampoco contesta, aunque eso no me extraña puesto que sabía que tendría tres intervenciones hoy…
De pronto se puso como en trance y parecía que manejaba más por autoreflejo que por estar al tanto de la carretera. La tomé del hombro y la zarandeé hasta que después de unos segundos, en los que gracias a dios no pasó nadie cerca de nosotros, ella salió del trance y me miró.
-          Yo...no había podido ver lo que pensaban hacer con Bella. Y aunque Jacob aún no lo decide…pude ver lo que quiere Tanya. – la profundidad en su mirada dejó la palabra como algo tácito y sobreentendido.
“Matarla” estaba escrito en su cara aunque sus labios se negaran a decirlo en voz alta.


Apenas puedo creer que ya esté finalizando esta historia…un solo capítulo no separa del final!!!! Me da nostalgia y a la vez alegría. Voy cerrando ciertas etapas al culminar los proyectos que me trazo, y con este no hay diferencia. Muchas gracias por haber acogido a Anhelo entre sus fics favoritos.
No saben cuánto se lo agradezco.
A mis Betas:
Rochii: Te debo tanto que no sé ni con qué pagarte. Cualquier agradecimiento se queda corto.
Bettylu: Bienvenida a la Familia TMS (The Moon´s Secrets).
Y para ustedes, chicas…Un leemos muyyyyy pronto.

*Marie K. Matthew*



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