martes, 21 de diciembre de 2010

Lemmon 4: Una noche buena, muy buena

Titulo: Una noche buena, muy buena.
Autora: Mariana Chavez
 Edward y Bella. Ambos vampiros
Bella siempre a recibido muy buenos regalos de parte de Edward en navidad,  entonces esta decide hacer algo especial solo para el y darle una noche buena, mas que buena.

POV BELLA.

Estábamos ya en el mes de Diciembre y se estaban dando paso los típicos festejos decembrinos. El año pasado, Edward y yo habíamos decidido decorar la cabaña en la que vivíamos, pero no nos había funcionada del todo, por que con los encuentros  “poco explosivos” que teníamos, no nos dio buenos resultados y la casa terminada como si hubiera pasado un tornado dentro de ella. Este año decidimos intentarlo de nuevo y prometimos moderarnos un poco más en nuestros actos. Entonces salimos al centro de Seattle para comprar todo lo necesario para la ocasión: árbol, esferas, luces de colores, regalos, etc.
Edward como siempre todos los años me daba regalos maravillosos y poco usuales como coches, casas, y joyas nada baratas para ser sincera y en fin este año yo quería hacerle un regalo especial y que lo sorprendiera, aunque lógicamente no seria algo material.
Entonces  decidí hacer algo que jamás olvidara, como una noche buena, muy buena y excitante. Tenía un par de ideas como un traje navideño rojo, al estilo Santa pero mucho, mucho más pequeño, para que Santa le trajera un regalo especial.
En una ocasión tuve que usar de excusa que iría a visitar a Charlie, pero no era cierto, iría a Seattle para adquirir lo necesario para mi plan, pude decir que para mi suerte Alice obviamente lo vio, me dio un par de ideas y una cuantas tiendas que tal vez me ayudarían y lo agradecí por que después de hacerle algunas vivitas en los sitios que me menciono tuve todo lo necesario para mi hazaña.
Una vez que ya teníamos la casa adornada le pedí a Edward que reinstaláramos el árbol de navidad en nuestra habitación, ya que de última hora se me ocurrió una idea para ese día, podria unas cajas debajo de este donde habría algunas cosas que me servirían, simulando que eran regalos y edward me miro raro.
-¿Para que quieres que lo subamos a la habitación?-. Me pregunto algo curioso.
-Amm… no lo se, simplemente creo que se vería lindo-. Le respondí.
-Sabes, en estos momentos es cuando me gustaría poder leer tu mente-. Me contesto.
-Pues lo siento por ti amorcito,  ¿Me ayudas o lo subo yo sola?-. Le respondí  acercándome a el y dándole un pequeño beso.
-No te preocupes, ahora lo subo-. Me respondió.
-Gracias-. Le devolví.
Los días pasaron rápidamente  y llego el día de Noche Buena, habíamos decidido pasar un rato con mi padre y Sue, que últimamente había estado muy cercana a Charlie, le entregamos regalos y junto con Edward tuve que fingir que comíamos. Después decidimos pasar el resto de la noches en casa de los padres de Edward y el resto de la familias de el, y ahí “cenaríamos” con unas buenas copas de sangre de oso y pumas, cortesía de Emmett.
Gracias a dios Alice se ofreció a ayudarme con mi plan y le di un par de pequeñas instrucciones para arreglar todo, ya que no podía hacerlo antes por que si no Edward se daría cuenta. Así que unas horas antes Alice lo hizo y quedo todo listo, aunque tenia que estar bloqueando siempre su mente para que Edward no se enterara y yo cuidándome de no bajar mi escudo cuando estaba con el.
Ya en casa de los Cullen, el tiempo paso lento, y una vez entregados los regalos y de haber “cenado”, un rato después, de dije a Edward que si nos podíamos ir a casa y pude ver en sus ojos la chispa que me decía de que manera quería terminar la noche, pero no tenia ni idea de lo que le esperaba, nos despedimos de todo y nos fuimos.
Una vez en la casa me dirigí a la habitación como si nada pasara y Edward me siguió. Fingí admirar el árbol y las brillantes luces que lo adornaban mientras Edward se acomodaba en la cama sin preocupación alguna. Y le mencione que iría al baño y me dispuse a dar inicio a nuestra noche buena. Ya en el baño me puse el pequeño traje que constaba de una chiquiminifalda y un top rojo brillante con algo de peluche blanco en las orillas, con lencería a juego y unas botas de cuero negro, también brillantes con cierre de costado y grandes tacones que me llegaban a las rodillas, me deje el cabello suelto y lo alborote un poco. Una vez que salí del baño a Edward casi le llego la quijada al piso cuando me vio.
-Bella-. Solo pudo decir.
-Edward, Edward, Edward-. Hable caminando alrededor de la habitación.    -Según mis cálculos, has sido un niño malo es este año-. Le dije, haciendo unos chasquidos con los labios en señal de negación y ladeando la cabeza, sentada en una pose muy sexi en un pequeño mueble que se encontraba pegado a la ventana.
-Que lastima-. Le mencione de nuevo, cambiado de posición.
-¿Eso crees?-. Me pregunto.
-Al parecer si, pero he decido apiadarme un poco de ti y te he traído algo, tal ves sea un regalo, o tal vez un castigo-. Le dije parándome del mueble y dirigiéndome al árbol de navidad meneando mis caderas a mas no poder, quedando de espaldas a el, y dejando  que viera a propósito todo mi trasero, me agache muy lentamente a coger la caja blanca con un lazo rojo que estaba debajo del árbol y que contenía algo que me seria de utilidad ahora.
-Veamos de que se trata-. Hable y con la caja en mis manos me dirigí a un lado de la cama donde se encontraba Edward y asenté la caja en la cama.
Abrí la caja y saque unas esposas que estaban forradas con peluche blanco y rojo, los colores navideños.
Edward estaba atento a cada uno de mis movimientos y hablo.
-Unas esposas, muy útiles para su castigo señorito-. Le dije mirándolo a los ojos y con estas jugando entre mis manos. – ¿Me pregunto que usos le podríamos dar?-.
-Así que al parecer ese será me toco castigo y no premio-. Me dijo.
-En ese caso estoy listo para recibirlo-. Me volvió a decir acomodándose en el centro de la cama.
-Me da gusto que cooperes-. Le dije mientras a velocidad vampírica lo esposaba de pies y manos a los bordes de la cama y en una zancada me coloque encima de el y comense a pasar mis manos por su pecho.
-Esto estorba demasiado, ¿No crees?-.  Pregunte mientras agarraba con mis manos sus ropas y las arrancaba de un tirón dejándolo solo en bóxers sin darle tiempo de contestar.
-Tal vez no sea tan mala y decida darte un poco de placer, ¿estas dispuesto a cooperar?-. Cuestione.
-Como decidas, pero que sea rápido-. Me dijo y comense a notar la desesperación en su voz.
Entonces puse manos a la obra y me lance sobre sus labios y lo bese con pasión mientras con mis manos recorría todo su pecho desnudo y me frotaba contra su sexo excitándolo mas, el simplemente no podía hacer nada, estaba atado de pies y manos, solo recibía gemidos de su parte pero presentí que eso no tardaría mucho así.
-Bella, una pregunta-. Me cuestiono. Y me levante para poder mirarlo a la cara.
-¿Qué pasa si rompo las reglas y la castigada terminas siendo tú?-. Hablo.
-Solo atente a las consecuencias-. Le respondí.
-No te tengo miedo-. Volvió a insistir.
-Ni yo tampoco, no porque seas un niño malo voy a temerte-. Le rete.
-¿Entonces vas a tomar el riesgo?-.  Prosiguió.
-Seria interesante-. Le conteste.
-Entonces no me diga que no te lo advertí-. Me contesto al momento en que con un movimiento brusco se liberaba de las esposas haciéndolas añicos causando un fuerte ruido por la ruptura y rápidamente me volteaba quedando yo sobre la cama y me besaba con fiereza recorriendo todo mi cuerpo con sus manos.
-Se suponía que el castigado eras tú-. Le conteste casi sin aliento cuando me separe solo un segundo de el.
-Pues me temo que los papeles se han invertido muchachita-. Me respondió.
Y terminando de decir esto se apodero nuevamente de mis labios.
- Sabes algo, te veías demasiado sexi con este traje, lastima que no lo podrás volver a usar-. Me susurro al oído mientras acariciaba mi culo y hacia lo que yo hice con sus ropas, arrancarlo, dejándome solo en ropa interior.
Entonces con sus manos empezó a recorrerme todo el cuerpo y destrozaba mi sostén también dejándome solo en bragas y un segundo después metió su mano dentro de estas y empezó a masajear mi centro. Esto se estaba saliendo del rumbo, se suponía que el iba a recibir placer y no yo, bueno yo también, pero esto se trataba de el y no de mi.
-Edward, se supone que esto se trataba de ti y no de mí, deja que te complazca aunque sea una noche-. Le dije mientras me giraba con el encima y lo miraba a la cara.
-Pero yo también quiero darte placer-. Me respondió.
-Y lo harás, pero por ahora solo disfruta-. Le devolví.
Y dicho esto retome el control y empezó a lamer todo lo que podía, comense a besar todo su pecho bajando lentamente hasta llegar a la orilla, comense a tocar su erección por encimas de su bóxer mientras yo recibía gemidos de su parte, posteriormente los arranque dejándolo completamente desnudo, liberando su erección que estaba lista para mi, no pude evitar soltar una risa, definitivamente nunca me podría acostumbrar a tanta perfección.
-¿Estas listo para recibir castigo?- Pregunte -Solo quiero que disfrutes-.  Le dije mientras que con la punta de mi lengua, me apoderaba de su pene y comenzaba a succionarlo con furia dándole todo el placer que merecía.
-Bella…- . Me decía, mi nombre  combinados con sus gemidos y con los sonidos que hacían mi boca y mis manos al contacto con su erección me excitaban a mí también.
-Bella, ya no aguanto, me voy a venir-. Me anuncio.
-Pues hazlo y no te contengas-. Le respondí.
Sentí como Edward tomaba mi cabeza entre sus manos para hacer mas profunda la penetración y comense a succionarlo mas fuerte. Y casi en automático, segundos después pude sentir como derramaba todos sus líquidos dentro de mí boca permitiéndole llegar a su orgasmo.
Me pare de la cama sacando el pene de Edward de mi boca y me fui al lado de esta, en un ángulo donde Edward me pudiera ver por completo.
-¿Crees que aun tengo mucha ropa Edward?-. Le pregunté en tono muy sexy con las manos en mis caderas.
-Por su puesto, es demasiada-. Me contesto.
-Entonces hay que remediarlo-. Le dije y muy lentamente fui deslizando mis bragas por mis muslos y luego por mis piernas hasta llegar a mis talones y con un movimiento rápido las saque, me agache, las tome y las avente hacia el rostro de Edward.
-Ups!, lo siento-. Le dije riendo, solo provocándolo más. El las agarro y los olio, eso me éxito. Me senté el mueble que estaba por la ventana de nuevo, abrí mis piernas dejando que me viera en todo mi esplendor.
-Bella, por favor no me provoques-. Me advirtió.
-Y si no, ¿Qué?-. Le respondí.
-Ya lo veras-. Me regreso. Y en eso pude ver como se decidió a ir por mí, y tomarme ahí pero yo fui más rápida y lo detuve.
-Ey, estas castigado, no te puedes mover de ahí-. Le dije regresándolo de un empujón hacia la cama.
-Bella, no mas juegos por favor-.
-No comas ansias-. Le dije.
La verdad también, yo ya me estaba candando de juegos y fui decida al ataque.
Me dirigí de nuevo a la cama y de un sentón quede de nuevo sobre Edward, tome su miembro en mis manos y sin mas lo coloque en mi entrada, me deslice y comense a moverme  sobre el.
-oh! Bella, maldición-. Me gruño. –Te sientes y te vez  tan jodidamente caliente y sexy-. Termino.
Yo seguía meciéndome sobre el mientras con mis manos masajeaba mis pechos, y gemía el nombre de Edward, y este con sus manos en mis caderas me ayudaba en mis movimientos haciendo mas profunda la penetración y yo aumentando la velocidad de mis embestidas para hacer mayor la fricción de nuestros sexos.
-ahh!, Edward-. Gemía, gruñía por el placer, cabalgándolo lo más rápido que podía.
Unas cuantos movimientos más y sentí como empezaba a estrecharme con Edward dentro, llegando a mi propio orgasmo. Entre y salí de el unas cuantas veces mas. Segundos después estábamos gritando ambos el nombre del otro.
 -Bella, ahh, eres…, ahh!, maldición-. Me gritaba.
-Oh... Edward, bebe, te amo-. Le gemía.
Ambos llegamos a la cima dándonos placer mutuamente. Después cuando pude recobrar el aliento recuperándome de mi orgasmo, hable.
-Eso fue estupendo-. Le dije a Edward. Aun estando dentro de el, moviéndome ligeramente.
-¿Eso crees Bella?-. Me pregunto Edward, mientas que a gran velocidad, me cargaba levantándome de la cama y presionándome fuertemente en la pared, pero sin lastimarme, mientras con su mano, empezaba a masajear mi centro, y mirándome a los ojos hablo.
-Yo creo que tú no te has portado demasiado bien y por la tanto también debes recibir tu castigo-. Me dijo mientras seguía trabajando con su mano y ahora introduciendo dos de sus dedos en mi cavidad, haciéndome gritar.
-Creo… qu… que... eso... es justo-. Le dije entre gemidos cuando después de unas cuantas embestidas sentía tener otro orgasmo pero Edward se detuvo a mitad del camino dejando insatisfecha.
-Entonces creo que supondrás que esto será aun mas estupendo, niña  mala-. Me contesto mientras que se apoderaba de mis pechos con sus manos y boca-.
-Tus tetas son tan perfectas, deberías pagar por eso, es un pecado muy excitante de tu parte -. Me decía mientras succionaba con su boca mi pezón provocando que estos se pusieran erectos por la excitación y con su mano acariciaba el otro y repetía la operación con el contrario y yo con mis manos en su nuca solo lo atraía más hacia mí, lo que era casi imposible.
Con desesperación seguía lamiendo todo mi cuerpo  descendiendo hasta llegar a mi centro y comenzar a darle placer de nuevo ahora con su boca succionando y absorbiendo todo a su paso tal y como yo había echo con el
-Edward… me estas ma…tando… eres tan genial en todo lo que haces!!!-. Le susurre.
-Espera… solo quiero disfrutarte un poco más-. Me dijo.
-Sabes increíble mi amor-. Me menciono mientras seguía trabajando en mi centro de placer.
-Edward... Ahh!... bebe-. Seguía gimiendo.
-Eso bebe, gime, gime para mí, es música para mis oídos-. Me incitaba  a seguir.
-Edward… ya basta…- Seguí. - Ya no puedo más-.
-Ves, eso te pasa por se una niña mal-. Me dijo. -Vamos Bella… anda déjame verte, córrete…córrete para mi…- Gemí  aun mas fuerte y solo instantes después mi espalda se arqueo por completo  dejando a Edward probarme tal y como me lo había pedido.
De nuevo me cargo y llevo sobre la cama. Me coloco en la orilla quedando yo con mis rodillas y manos apoyadas sobre la cama en la posición del perrito y sin más preámbulos me penetro con fuerza. La habitación se estaba llenando de nuestros gemidos y del sonido que provocaba su pelvis al chocar con mi culo.
-¿Crees que con esto estoy perdonado de mi castigo por se un niño malo?-. Me pregunto mientras me penetraba fuertemente.
-No, por supuesto que no-. Le conteste entre gemidos de placer.
Me volvió a preguntar y por cada No que le propiciaba mas fuerte y profundo me embestía.
Por la intensidad de estas sentí que de nuevo estaba llegando al orgasmo y Edward también porque comenzó a penetrarme mas rápido y fuerte, llegaríamos juntos.
-Eso bebe, sigue así, dame duro, cógeme con fuerza solo como tú no sabes hacer-.  Le grite, tiempo atrás había descubierto que las palabras sucias tenían efecto en el, bueno, en ambos.
-¿Eso quieres, que te joda duro, ee?-. Me pregunto.
-Si, eso quiero-. Le conteste.
-Entonces eso tendrás-. Me dijo mientras me cambiaba de posición ahora quedando acostada en la cama con mis piernas sobre sus hombros, dándole mayor acceso  a mi, seguía penetrando y solo unas estocadas más y puede sentir tocar el cielo con las manos junto a el.
-Ed...ward... ahh..-. Gritaba yo.
-Oh Bella… mi amor…-.  Ambos gemíamos mientras su jugo me llenaba por completo y yo lo empapaba en mi humedad, simplemente un orgasmo perfecto y sentía las ultimas embestía de su parte.
Ambos caímos rendidos sobre la cama recuperándonos del maravilloso y perfecto orgasmo que habías tenido. Era lo mejor corrernos juntos.
-Edward, aun sigues castigado, para tu información-. Le dije poniéndome en una zancada sobre el, de nuevo.
-¿A si?-. Me regreso.
-Si, todavía.- Conteste
-¿Entonces que tengo que hacer para liberarme de mi castigo?-. Me cuestiono.
-Dejarte amar por el resto de la noche-. Le respondí.
-Podre con eso-. Me contesto mientras me giraba sobre la cama quedando debajo de el y volvimos a hacer el amor en reiteradas ocasiones.
Cuando estábamos recuperándonos de nuestro orgasmo número… bueno en realidad perdí la cuenta de cuantos iban, recordé que aun no le había deseado una noche buena.
-Feliz Noche Buena mi amor, te amo-. Le desee mientras lo besaba con ternura, más que con pasión.
-También para ti mi amor, aunque a mi parecer más que una noche buena, fue una noche muy buena y más que eso-. Me respondió.
-También lo creo, me alegra que lo hayas disfrutado-. Dije mientras ambos nos volvimos a besar comenzado con un beso tierno pero que se fue intensificando y de nuevo sentimos la necesidad de seguir amándonos.
-Eres insaciable-. Me dijo edward.
-Nunca me cansare de ti amor-. Respondí dulcemente. Y de esta manera seguimos haciendo el amor durante toda la mañana y parte de la tarde hasta que se oculto el sol al día siguiente.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

esta magnifico no puedo ni concentrarme de
lo intensa que esta feliciddea muy bueno

Twilightmaniaca dijo...

Me encanta cuando Edward y Bella utilizan lenguaje sucio convinado con lemmon!

Bien hecho!

Feliz Noche Buena ;), Feliz Navidad! y Feliz Año Nuevo 2011!

Lumy Cullen dijo...

Estuvo excelente, me encanto tanta demostraciones de amor!!! Me encanto grandemente!!!

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...