miércoles, 16 de enero de 2013

Odio Amarte tanto-Capítulo 12 "En sus manos"


Capítulo 12
En sus manos

No era el momento más cómodo de toda mi vida, estaba amarrada a su espalda sintiéndome  como una total ramera. Una parte de mí me decía que no había porque sentirme así, al fin y al cabo él y yo no éramos nada, ni siquiera nos pertenecíamos… Pero la parte tonta, aquel pedacito llamado corazón me informaba que perdía mi dignidad con ese estúpido juego.
Preferí hacerle caso a la parte razonable, mi cerebro. Pensar con el corazón lastimaba y yo no quería más dolor. Ya era suficiente.

-¡Bájame!-ordené- Para y bájame, Edward!

Escuché una leve risita. ¿Risa?, ¿por qué carajos se reía?
Lo patee en su pierna y al minuto recordé que mis golpes, para un vampiro como él eran caricias.

-¿Sabes que eso no me duele, cierto?- volvió a reírse y aumentó más la velocidad, tuve que abrazarme fuerte a su espalda. Algo de miedo y adrenalina corría por mi cuerpo, más miedo que adrenalina.

Las nauseas iban expandiéndose poco a poco sobre mí, si él no paraba, era probable que acabara vomitándome sobre él. La combinación de mucho alcohol y velocidad no eran lo mío.

-Para-dije casi sin aliento. Cerraba los ojos, intentando de ignorar las nauseas.-por favor, no creo que pueda aguantar más esto. Me ignoró y corrió más veloz. Claro, esta era su venganza, quería matarme del miedo, pero más que miedo sentía nauseas, estaba a punto de vomitar. Necesitaba poner los pies en la tierra ahora mismo.

-Edward me siento mal, creo que… voy a vomitar- susurré. Mis palabras fueron magia, el se detuvo y me bajó de su espalda, sosteniéndome de la cintura. Cuando estuve en tierra firme, vomité como si no hubiera mañana toda la cerveza y la comida grasosa que me habían ofrecido Jake y sus amigos.

Genial!, nada mejor para acabar la noche que esto…

Cuando terminé, él me llevó hacía una pequeña laguna que había cerca para que pudiera limpiarme. Me sostuvo de nuevo en la orilla de seguro para que mi instinto suicida no me hiciera arrojarme en las profundidades del agua oscura. Había arruinado mi vestido, estaba completamente asqueroso, empapado en sudor y aquella sustancia que acaba de arrojar de mi boca.
Resolví quitármelo, el olor era insoportable y hacía que mi estomago se revolviera. Me limpie mi boca y mi cuerpo, el agua estaba helada y ayudó a calmarme un poco la resaca. Sin embargo; ahora estaba helando y necesitaba cubrirme con algo, además no era que estuviera muy cómoda con la mirada de Edward encima.


De repente sentí algo pesado y frío sobre mis hombros. Un olor peculiar a cuero mezclado con el de él inundó mis pulmones, era exquisito.

-Me gusta el paisaje que estoy viendo, pero no quiero que mueras de hipotermia.-vi de reojo una de sus sonrisas torcidas.

No pude evitar sonreírle de vuelta.

-Me acercaría a ti, pero te congelarías más y creo que debo estar enojado contigo-¿enojado?, la que debería estar enojada aquí era yo.

-¿Perdón?, Tú no tienes porque estar molesto.-afirmé-

-Tienes razón… no debería estar molesto, debería estar indignado, pero con el karma que has recibido hoy y por estar casi desnuda lo dejaré en enojado.-otra sonrisa iluminó su rostro-

Algo de calor subió por mis mejillas. Era algo de rabia combinado con rubor por el alago sobre mi desnudez.

-No tienes porque estarlo, yo a ti no te he hecho nada.-solté, colocándome bien la chaqueta-

-y ahora te haces la desentendida… creo que comenzaré a indignarme.

-¿Dime que te hice, ah?, que vaya a fiestas en la Push no tiene porque importarte a ti.

-Te equivocas-me interrumpió- todo lo que tenga que ver contigo me importa y más cuando se trata de que andas de arriba para abajo con un pendejo licántropo.
-Ese es mi problema, no el tuyo.-rezongué- si quieres hacerle reclamos a alguien, vete con la rubia esa oxigenada con la que te besaste la otra noche. A ella puedes reclamarle cuanto quieras. A mí no me jodas!

Edward río.

-¿Estás celosa?

-¿Celosa por ti?, ¿sufres de delirios?

-De delirios no, sufro de algo llamado atracción por ti.- en un abrir y cerrar de ojos estuvo junto a mi sentado al borde del lago.

-Deja de jugar-desvié mi mirada de la suya.

-No estoy jugando, algún día entenderás que tu para mí eres todo menos un juego.-susurró en mi oído, peligrosamente tentador su aliento impactó sobre mi oreja y me hizo estremecer.

-Si lo soy…¿ y sabes algo? No estoy interesada en jugar.

-Lo estás.-lamió el lóbulo de mi oreja. Varios corrientazos eléctricos me pasaron por todo el cuerpo- todo te delata, tu cuerpo…-mordió mi cuello suave- tus palabras con poca seguridad-besó mi barbilla y dejó un pequeño beso sobre mis labios, luego su boca se dirigió a mi oreja, su lengua en mi oído envió una corriente por todo mi cuerpo, el cual fue directo a todas mis extremidades hasta la punta de mis dedos. Involuntariamente giré mi cuello hacia un lado para darle más espacio mientras su lengua divagaba por el lóbulo de mi oreja .Me sentí estremecer-

-Edward…-dije casi en un suspiro.

-¿Si?-respondió él, dejando un suave beso en mi cuello-

-Qué… qué ¿qué estás haciendo?-logré decir al fin.

-¿Qué crees que estoy haciendo, Isabella?-pronunció mi nombre de una manera lasciva- ¿Jugando al ajedrez?-rió con descaro- me estoy cobrando lo mala que has sido conmigo esta noche. Salir con ese perro para darme celos no fue la mejor decisión que has tomado-respaldó sus palabras con una suave mordida-

Me invadió una oleada de placer y miedo, recordaba la ultima vez que habíamos escenificado aquella mordida.

Alec…

De pronto me vi envuelta en una nube de rabia contra él, no…está vez el no tendría el control de la situación, esta vez no me tendría en sus manos, jugando conmigo como si de una marioneta se tratase.

-¿Celos?... por favor, ni que a mí me importara que tú te fijaras en mí. Salí con Jake porque me encanta, bueno… Quizás tú no entiendas eso, solo eres un vampiro reprimido que está tan desesperado como para sentir celos de una linda relación como la de Jake y yo –Solté mis palabras entre una y otro par de sonrisas, se lo merecía…Ahí tienes, idiota

-No estoy desesperado y mucho menos reprimido-su sonrisa se ensanchó- solo estoy cabreado porque nunca se me ha dado eso de compartir… y mucho menos a una mujer-finalizó con total naturalidad. Joder…

-Hay un pequeño detalle que has pasado por alto, idiota-forcé la última palabra a salir de mi boca- ¡yo no soy tuya! No puedes compartir o este caso no hacerlo con algo que no te pertenece. Y para tu información N O S OY T U Y A-recalqué pausadamente.

-¿Ah no?-enarcó una ceja mientras una sonrisa bailaba en su boca. Me sentí repentinamente nerviosa..

Sus ojos se clavaron en los míos, hipnóticos, rojos y penetrantes. Su mirada me desnudaba aun con la chaqueta puesta, me escudriñaba hasta lo más profundo de mi alma, perdida en ella no percibí en qué momento sus manos pasaron de mi cuello a subir y bajar lentamente por las cumbres de mis pechos; por debajo del encaje estos respondieron a su tacto, poniéndose duros y listos para ser liberados del estorboso sostén y chaqueta.

-¡Niégame que estás loca por pertenecerme!-demandó, acunando uno de mis senos en su mano-

-No… ¡no quiero que me toques!-tomé su muñeca acompañada de mi poca voluntad. Debía quitarme sus manos de encima o estaría perdida.

El se limitó a negar con la cabeza, entrelazó su mano con la mía y calló cualquier cosa que estuviera a punto de decirle con sus suaves labios. Si que estaba en problemas… tnato que le ayudé a quitarme la chamarra, importándome muy poco el frío que hacía a esa hora, tendría suerte si no ganaba una buena pulmonía.

Mi sostén fue cuento aparte, ni supe cuando me había despojado de él hasta que sentí la fría brisa contra mis pechos y segundos después los labios de Edward. Su lengua buscó mis pezones y les dio suaves caricias, podría jurar que estaba un tanto entretenido por lo duros que estaban, su boca mordió, lamió y jugueteó a su antojo, arrancándome gemidos… cielos… ¿cómo ese hombre me podía hacer gemir tan fuerte?… no quería ni imaginarme como sería cuando lo tuviera dentro de mí… ok ok, exceso de pensamientos pecaminosos, ya de por si me encontraba bastante humeda.

Edward deslizó su boca hacía el sur, bajó por mi ombligo hasta mi abdomen bajo, lamió por la orilla de mi pantalón aun sin dejar descuidados a mi pechos tan necesitados de él; los apretó a su maldito antojo, haciéndome devorar mi labio inferior para tragarme chillidos de dolor y placer.

Pero como nada dura para siempre y siempre existe alguien que caga los buenos momentos….

-¡Bella!-gritó una voz bastante cerca.

Obligada a salir de la fantasía, abrí mis ojos y me encontré los orbes marrones y llameantes de Jake. Edward lo ignoró y continuó con sus besos sobre mi, me aparté bruscamente y me cubrí mis pechos con mis manos al no encontrar ni rastros de la chaqueta o de mi sostén.

Apuesto a que Edward sabía que él estaba siguiéndonos… y lo estaba disfrutando, eso era evidente… él era un maldito… sí, eso era… un maldito que hasta hacía unos minutos me estaba matando de placer

Mierda…

-No puedo creerlo-dijo Jacob para si mismo- tu solo estabas jugando conmigo, ¿verdad?-inquirió con rudeza- ¡eres una zorra!-escupió las palabras, ¿Cuánto había visto Jacob? ¿Tan bloqueados tenía los sentidos mientras Edward me tocaba?

-No sé cómo no pude darme cuenta de que me estabas usando para poner celoso a esta sanguijuela –Edward gruñó, por mi parte, las palabras de Jacob me calaron hondo. ¿En qué diablos había estado pensando?, ¿en qué me estaba convirtiendo? , había llegado a tanto por mi maldita obsesión con Edward….había dañado a Jacob… él no se lo merecía

-Jake yo… puedo explicarte-dije cual protagonista de novela cuando le encontraban con las manos en la masa, bueno… En Edward.

-¿Qué me vas a explicar? -se acercó peligrosamente hacía nosotros. Edward que hasta ahora se había mantenido alejado, viendo y escuchándonos ajeno a todo, se acercó colocándose frente a mí como un escudo. En sus ojos se marcaba una clara mirada de advertencia –que tu maldito juego casi acaba con mi hogar, con mi familia… ¡con mis amigos!

-Jake perdóname por favor… -y ahí estaba yo con el rabo entre las piernas. Implorándole perdón a Jacob por ser tan pendeja, sin embargo mi cerebro era quien forzaba esa disculpa, mi corazón rebelde a cooperar, pensaba diferente.

-Ojalá te mueras, perra-finalizó dirigiéndome una mirada cargada de odio, se dio vuelta y regresó por donde había llegado. Estaba segura de que había escuchado un: “Esta me la pagas, Isabella” de su parte.

Dios…

Me mantuve un momento viendo el lugar por donde Jacob se había marchado, intentaba similar todo lo que había sucedido, desde involucrarme de esta manera con Edward, hasta los deseos de muerte de mi querido amigo licántropo… la tierra debía tragarme… si eso debía.

-Bella…-murmuró Edward-

Lo ignoré y me senté sobre el césped, me cobijé con mis brazos lo mejor que pude, sintiendo vergüenza por mi desnudez y escondí mi cara en mis rodillas.

-Te llevaré a casa, bonita-dijo él al arrodillarse frente a mí. Levanté la mirada, sus ojos denotaban preocupación y comprensión.

-Me arrepiento tanto-solté sin pensarlo. Él me miró dolido, pensaba que me arrepentía de lo sucedido entre él y yo esta noche, sin embargo, no dijo más que:

-Ya shhh…no digas nada –me ofreció la chaqueta de nuevo- te llevaré a casa-puntualizó. Me colocó el abrigo, abrochándolo como si de un bebé que aun no pudiese vestirse solo se tratase, no puse resistencia, aun seguía cavilando y cavilando sobre esta noche, subí a su espalda con ayuda de él preparados para correr. Me preguntaba dónde había quedado el Edward Cullen que yo conocía, el ególatra, enojón, celoso…Sorprendentemente él no se encontraba histérico como Jake.


<(‘-‘<)

El auto se detuvo frente a mi casa y  el ahora cordial vampiro, me llevó dentro cargada en sus brazos, me acomodó en mi cama improvisada en medio de la sala vacía. Buscó entre mis maletas una playera grande y larga de Charlie, me quitó la ropa sucia y me la colocó, luego me cubrió con las sabanas, dándome un beso en la frente. La ternura brillaba en sus ojos.

-Descansa- susurró, acariciando mi mejilla-

Ok… era demasiado… quién era él y dónde estaba el verdadero Edward, el que me rompía el corazón.

Se colocó de pie dispuesto a salir por la puerta

-Edward- le llamé en medio de la oscuridad. No podía dormir sin saber el motivo de su cambio de actitud.

-¿Si?-su tono de voz era despreocupado.

-¿Por qué haces esto?-pregunté en un hilo de voz, un tanto nerviosa por saber aquella respuesta.

-Digamos que intento ser normal –casi pude jurar que había visto su sonrisa en medio de la oscuridad- Esto es lo que suelen hacer los humanos cuando quieren a alguien y les importa, ¿no?-la puerta se abrió y cerró, dejándome con el corazón en la mano latiendo a mil.



Hola, perdónenme por tenerlas tan abandonadas y pff hace cuanto qué no escribía emmm casi un año. Bueno, pero como la otra vez estuve leyendo comentarios viejos en los anteriores capítulos, me animé a terminar y entregarles este.

Ojalá les guste mucho pero mucho mucho mucho y amm ya tengo masomenos lo que planeo escribir para terminar el fic, ojalá así se me haga más fácil entregarles capítulos un poco más seguido.

Gracias por el apoyo
Xoxo
Koko

4 comentarios:

nydia dijo...

Hola linda me fascino el capitulo ya extrañaba la historia gracias...

Anónimo dijo...

GRACIAS por el capitulo me algra que actualizaras, por fis terminala.

Anónimo dijo...

que buen capitulo, me dejaste con ganas de mas jajajaja.... espero puedas publicar con mas frecuencia :)

ARAS dijo...

QUE CAPITULO DIOS MIO ESTUVO BUENISIMO ESTRAÑABA LA HISTORIA ,QUE ESTES BIEN Y HOJALA YA NO TE AUSENTES MUCHO BESOS

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