“En Busca de Redención – Parte I”
El
agua estrepitaba contra el vidrio de las ventanas, los relámpagos precedían al
estruendo de los truenos, y el crujido de la cama elaborada en nogal dejaba
saber a cualquiera que estuviese lo suficientemente cerca de allí, lo que se
estaba haciendo entre las sábanas de esta habitación…
Embestí
con mi cadera hacia arriba, mientras que ella se presionaba contra mi miembro
una y otra vez. Mis manos aferraban sus rodillas que enmarcaban mis costados
mientras que sus manos estaban engarfiadas aferrándose a mi estómago cada vez
que se ondulaba para recibirme.
Su
grito de placer eclipsó la tormenta que se desarrollaba afuera, un momento
después perdí el control y me arrastrar por el éxtasis hasta caer laxo sobre las
almohadas.
-
¿No se supone que íbamos a tomarnos las
cosas con calma? Porque según yo esto de que nos veamos y nos arranquemos la
ropa, no parece serlo realmente. – mientras Isabella hablaba yo recorría uno de
sus antebrazos con las yemas de mis dedos, haciéndola estremecer de tanto en
tanto.
Sonreí
de lado.
-
No te sientas mal. No tienes la culpa de
que yo sea irresistible. Eso suele pasarle a muchas…¡Ouch! – me sobé el
estómago donde me había golpeado medio en broma.
-
Hablo en serio, Edward. Dijimos que haríamos
las cosas diferentes esta vez y no parece que lo estuviésemos haciendo. – un
sombrío pesar se apoderó de su mirada, así que me apoyé en uno de mis codos y
la miré desde encima.
-
Sé que tienes miedo, Bella…- le acaricié el
pómulo con mi mano libre. – …y tienes razón en sentirlo, porque me he
comportado como un maldito bastardo egoísta; pero te juro que lo único por lo
que estoy intentando ser mejor con “todo” y “todos”, eres tú. No sé cómo hacer
las cosas bien y también que no soy digno de ti, pero voy a intentar con todas
mi fuerzas el poder merecerte porque no estoy dispuesto a perderte de nuevo.
Por
un instante sus ojos brillaron con una emoción casi desbordante, que de haber
sido posible yo hubiese creído que iba a romper a llorar en cualquier momento,
pero al final se hizo la dura y respingó con falsa frialdad.
-
No deberías hacerlo por mí, deberías
hacerlo por ti y por los que te rodean.
Meneé
la cabeza de lado a lado como queriendo decir No – has – entendido – nada –
mujer.
-
Si te digo que lo hice por otro te
mentiría, entonces ya estaría dando un paso hacia atrás. ¿Acaso no quieres que
me regenere y sea un vampiro decente? – no pudo aguatar la risa - ¡Te juro,
Isabella, que hay veces en las que no te entiendo!
-
¡Deja de hacer el payaso!
-
Vale, vale, ¿pero me comprendes, no? Estoy
haciendo lo mejor que puedo, y lo seguiré intentando. No puedo prometerte que
seré bueno con Jacob Black, pero al menos no trataré de matarlo.
Entornó
la mirada con cansancio y suspiró.
-
Supongo que es lo mejor que podré obtener
de ti, en cuanto a este tema.
-
Sí. Sí lo es.
-
¿No tiene caso que te pida que intenten ser
civilizados?
-
No.
-
¿Ni siquiera por mí?
-
Es por ti que lo odio tanto. Quiere
acostarse contigo.
Isabella
se volteó hacia mí y me colocó la mano en el pecho provocándome pensamientos que
rondaban la idea de cinco diferente posturas, duro, profundo y placentero; pero
debía esperar a terminar esta conversación en la que pretendía esclarecer todos
nuestros puntos de vista. ¡Aburridooooooooooooo!
Gritó el antiguo Edward, pero opté por ignorarlo lo mejor que pude, aunque mi
pene no pudo.
-
Si yo hubiese querido hacerlo, ya lo
hubiese hecho. Y no…no me gruñas. Sabes que es cierto, pero no es así. Y es
porque en el fondo esperaba que rectificaras tus actos y te dieras cuenta de lo
que estabas haciendo mal. No quiero estar con Jacob, quiero estar contigo. Pero
primero sabes lo que tienes que hacer, o si no te dejaré de nuevo. Sin
remordimientos. – sus ojos y su tono de voz me indicaron que ella no estaba
jugando; que las cosas serían a su manera o a la carretera…no tendría otra
oportunidad para joderla.
-
Está bien. – respondí entre dientes.
Entonces
su semblante cambió a algo que me resultó mucho más atractivo cuando sonrió con
picardía y enarcó las cejas.
-
¿Y ahora qué hacemos?
-
Yo tengo una idea de lo que podemos hacer…-
la coloqué de espaldas a mí y entré en ella.
Tres
horas, cuarenta y siete minutos, veinte segundos y dos almohadas menos después;
una la mordió Bella y la otra la rasguñé yo; volvimos a que darnos laxos sobre
el colchón. Y hablábamos sobre naderías hasta que ella tocó un tema
“escabroso”…
-
Me gustaría quedarme en Forks. – comentó
Isabella con las sábanas atrapadas bajo sus brazos. La nostalgia de lo que
había dejado atrás se hacía latente en su postura, mirada y hasta tono de voz. –
Sé que no puedo volver a tener una vida en Coldwater ¡pero aquí si! Puedo
trabajar, salir y hacer cosas que allá no puedo.
-
Entonces nos mudaremos acá. Deja que hable
con Jasper que conoce mejor la zona y buscaré una buena zona…
-
No. No quiero dejar a Carlisle y Esme. Les
he tomado mucho cariño y no sé…no quiero dejarlos ahora.
-
¿Qué tiene de especial dejarlos ahora o
luego? Además, seguirás viviendo en la ciudad…
-
¡Pero no con ellos! – agregó casi en
súplica. – Además están Alice y Rosalie, a las que también les tengo mucho
aprecio. Son las únicas amigas que tengo.
La
idea de Bella me causaba sensaciones contradictorias. Por un lado estaban los
inconvenientes de vivir en pareja y además “en familia”. No íbamos a gozar de
mucha privacidad que se dijera. Bueno…en realidad de casi “ninguna privacidad”
ya que el agudo y súper desarrollado sentido auditivo vampírico no te permitía
guardarte para ti o para tu pareja solamente tus actividades entre sábanas. Eso
anexo al hecho de que Carlisle y yo compartíamos un pasado del cual nos
incomodábamos al hablar. Si, habíamos hablado, me había pedido que volviera a
casa con él y bla bla bla, pero al final de la jornada, me había limitado a
devolverle el apretón de mano en gesto de que todo estaba en paz entre nosotros
y que me pensaría la propuesta.
Pensármelo…había
pensado mucho y aún no llegaba a ninguna conclusión sobre el tema. Y por el
oooootro lado, sentía el impulso de atreverme a vivir con lo ellos llamaban
familia y de lo que yo casi ya no recordaba cómo se sentía tener. Así que
seguía en una encrucijada mental del
tipo Pro & Contras de la que no conseguía escapar.
-
¿Sabes que Carlisle tuvo un hijo? –
preguntó Bella, quien ante mi falta de comentario alguno y en lo que sospeché
que era una táctica evasiva para evitar meterme presión; estaba mirando al
techo amachimbrado de la casa tipo cabaña de Jasper y tratando de desviar el
tema hacia lo que ella creía que era menos delicado. Cuán equivocada estaba…
-
¿Ah sí? ¿Te contó todos los detalles de la
historia? – me miró extrañada y casi me quise dar de cabezazos contra la pared.
Si eso no había sido un conato de confesión, sinceramente no sabía qué más
podía serlo.
-
¿Por qué me preguntas eso? ¿Tú lo conoces?
– asentí. - ¿Cómo se llama?
-
¿Qué importancia tiene?
-
¡Claro que importa! A Carlisle lo persigue
una tristeza en la mirada que intuyo que es por eso. Él es muy amable y cálido,
se comporta como un padre amoroso con todas nosotras, pero aún así puedes ver
que le falta algo. Siente cierto vacío el cual no admite, por supuesto. – estaba implorando con la mirada, aunque con su
boca no hacía más que interceder a favor de Carlisle. Y eso era más de lo que
mi lado “blandengue” podía tolerar,
puesto que habían escasas cosas que le negaría a Bella para verla feliz así
como a la misma vez sentía crecer ese impulso de volver con el que en una
ocasión fuese como mi padre. – No me gusta verlo así. Si supiese en donde
estuviese ese chico…
-
No es un chico. Soy yo Bella…- abrió la
boca para decir algo pero volvió a cerrarla y se limitó a verme con una
expresión de incredulidad. – No me digas que no lo sabías; parecía como si
estuvieses lanzándome indirectas…
-
¡Te juro que no! Me acabas de decir que lo
conocías y pensé que sabrías donde encontrarlo, pero jamás pensé que tú…que
fueses…
-
¿El célebre hijo perdido? – dije con una
nota de sorna. – Pues así es. Yo fui el primer ser que convirtiese Carlisle. En
realidad no sé si soy el único…
-
No, Rosalie también fue transformada por
él.
-
¡¿En serio?! ¡¿Por qué hizo una cosa así?!
-
Edward…- me riñó entre dientes.
Le
sonreí cual niño travieso y logré sacarle una sonrisa antes de ponerme serio de
nuevo y contarle mi versión de la historia.
-
La cosa es que después de diez años de
creado, me harté de él y sus normas. No entendía por qué tenía que tener
autocontrol cuando nuestra naturaleza nos inclinaba hacia otro lado. Así que un
buen día; o debería decir un mal día; me fui de su casa. – sentí una amarga
sonrisa tensarse en mis labios. - ¿Sabes que fue lo más me molestó? Que cuando
fui a despedirme su mirada era de dolor y a pesar de eso me sonrío y me dijo “Vuelve cuando quieras. Te estaré esperando”
¡Pero yo lo que quería era odiarlo! Porque si lo hacía, yo suponía que no
podría extrañarlo. Y hoy, medio siglo después me doy cuenta que fue en vano.
Pasé años y décadas intentando hacerme de hielo. Un ser sin sentimientos, y eso
casi me destruye; al perderte a ti. No he hecho nada bien en estos últimos
cincuenta años, Bella. Nada excepto estar contigo. Eso es de lo único de lo que
no me arrepiento.
Ella
acarició mi rostro con sus manos tersas que emulaban el roce de la seda contra
mi piel, sonrió con dulzura y colocó un casto beso en mis labios…
-
Yo te ayudaré a mejorar, pero no del todo.
– la manera en que sonreía sugería que estaba tramando algo.
-
No te entiendo…
-
Me gusta que seas un chico malo. No
necesito que seas un bastardo narcisista pero si que conserves tu esencia. No
quiero a un santo conmigo, Edward; porque te amo con tus luces y tu oscuridad.
Eso forma parte de tu encanto…
Se
puso en pie con un movimiento antinaturalmente rápido y comenzó a vestirse. Muy
pagado de mí mismo coloqué las manos detrás de mi cabeza y disfruté de
espectáculo de estriptis al reverso.
-
Bueno…hay algo más de lo que me arrepiento.
– dije con sarcasmo.
-
¿No haberte asegurado de haber matado a
Jacob? – estaba abrochándose el brassier de seda color crema.
Sonreí
descaradamente.
-
Me conoces bien, Bella. Me conoces bien.
00000000000
Los
días pasaban tan rápido que apenas me daba cuenta. Seguía quedándome en casa de
Jasper mientras que conseguía una casa cerca de la casa de Carlisle. Aún
Isabella y yo no lográbamos ponernos de acuerdo en ese tema, ella quería seguir
al lado de Carlisle y yo quería tener independencia, aunque había admitido que
quería estar cerca de él también; solo que eso lo había hecho solo para ella y
le prohibido decírselo a alguien. También solíamos salir de caza cada dos días
para que pudiese habituarme a la “nueva dieta” que por cierto es bastante
asquerosa. Digamos que en comparaciones humanas, era como cambiar un exquisito
filete por tofu. Si, así de asquerosa era pero…ya saben…haría cualquier cosa
por “ella”.
Con
respecto al “Más maldito de todos los
malditos”, entiéndase Jacob Black, había desaparecido durante unos
exquisitos siete días. Según Carlisle, había hablado con él y le había
explicado la manera en que se habían dado las cosas entre Bella y yo; le
ofreció acogerlo bajo su brazo, cosa que me irritó hasta más no poder; pero el
tipo ese rechazó la oferta. Gracias al cielo. Luego se despidió de él y dijo
que no lo haría de Bella porque no sabía cómo hacerlo. Seh bueno…la cosa es que
no confiaba en que él fuese tan buena gente, pero aún así teníamos una semana
excelente en la que yo no había vuelto a ver su feo rostro resucitado por los
lares. Bella decía que lamentaba que se hubiese ido sin haber podido hablar con
él a la cara; y aunque traté de disimularlo, yo estaba muy feliz.
Cierto
día, estábamos toooooda la familia Cullen. Jasper y Alice yacían sentados uno
muy cerca del otro cerca de una ventana mientras él le susurraba cosas tan
dulces y tan cursis que serían capaces de matar a un diabético con tanta
dulzura, así que decidí hacer como si no estuviesen ahí. La odiosa de Rosalie por
su lado, diseñaba frente a su notebook que se encontraba en la mesa de centro
de la estancia unos cuantos bocetos de prendas de vestir; de vez en cuando le
pedía consejos a Esme en cuanto al color o la tela con la que debían
fabricarse; según entendí quería montar una pequeña boutique en Port Angeles.
Esme estaba correctamente sentada al lado de su esposo, con las piernas
cruzadas a la altura de las pantorrillas como una dama conocedora del perfecto
protocolo. Carlisle hablaba con Isabella y conmigo acerca de nuestra situación
y bla bla bla bla…
-
Entonces quieren mudarse…- dijo él
apesadumbrado intentó fingir una sonrisa que no le llegó a los ojos.
-
Sí, pero aún no decidimos donde. –
respondió Bella titubeante. – Puesto que me gusta mucho Forks y no quiero
alejarme de ustedes…
-
Pero Edward quiere independencia. –
sentenció Alice quién de pronto apareció al frente de nosotros y tomó asiento
con mi Asesor – Abogado – Especie de “amigo” Jasper al lado de Esme.
-
Así es.
Mi
tono era huraño, pero eso se debía al no poder adivinar lo que esa pequeña
criatura diabólica tramaba en su cabeza; porque sabía que lo hacía, su mirada
me lo gritaba. Eso, y que además estaba recitando al revés el alfabeto en
arameo!
Bella
me dio un codazo a la altura de mis costillas por mi repentina hostilidad.
-
Yo tengo una solución.
-
Ah ¿sí? ¿Y cuál es? – preguntó el cabeza de
la casa.
Muy
pagada de sí misma nos sonrió a todos cual niña de cinco años que termina su
recital de ballet sin equivocarse en un solo movimiento.
-
Se están olvidando que al final del jardín
está una especie de cabaña que antiguamente utilizaba el jardinero de esta
casa. Así que se podía transformar y los chicos tendrían privacidad y a la vez
estarían bastante cerca de nosotros. Esme se encargaría de la decoración y
tanto Rose como yo podríamos ayudarla con el diseño. Y ¡voilá! Todos felices!.
Todos
la miraban como lamentándose de que no se les hubiese ocurrido a ellos. Bueno,
todos menos Rosalie, quien tenía tantas ganas de vivir conmigo como de raparse
la cabeza con un mohicano y vestirse como una punk. Por mi lado, desconocía la
existencia de esas instalaciones así que jamás se me podría haber ocurrido
aquella idea. Aunque no me molestaba en lo más mínimo excepto por una cosa.
-
Eso llevará un tiempo de remodelación, pero
está bien. Mientras debemos buscar un lugar…
-
Si empezamos mañana mismo creo que en unos
quince días podemos tener algo completamente habitable y precioso. Tenemos la
ventaja de no tener que dormir. – acotó Esme con un sonrisa maternal emocionada
por el proyecto que tenía entre manos.
-
Puedo pagar que otros se encarguen de eso.
No necesitan hacer eso…
-
Pero lo haremos porque queremos. –
sentenció Esme como si no admitiera réplica. – Además se tardarían más.
-
Entonces está decidido. – intervino Bella con
la sonrisa más radiante que le hubiese visto jamás. Se giró hacia mí y juntó
nuestras manos. – A menos de que de
acuerdo con esto o prefieres estudiar otras opciones…? Yo lo entendería.
De
pronto sentí el peso que tenían doce ojos puestos sobre mí a la espera de una respuesta.
Tenía frente a mí lo que en secreto había anhelado incluso antes de siquiera
ser capaz de aceptar ante mí mismo, el padre que había echado en falta desde
hacía más de medio siglo, una compañera que estaría conmigo; si no la cagaba
tanto; por el resto de la eternidad y no solo compartiendo noches de sexo; sino
como una pareja común y corriente. Eso sin tomar en cuenta toda la mierda
implícita en el vampirismo, claro está. Y finalmente una especie de “familia”
cosa que me era tan desconocida como la física cuántica. Mi consuelo era que no
solo yo era nuevo en todo eso de entrar en círculos familiares, sino que Jasper
también estaba tratando de entrar en el clan Cullen como compañero de Alice, y
sí que estaba por lograrlo. Nada más había que ver como se llevaban esos dos
para que te dieran ganas de salir pitando del lugar con un empalagamiento
monstruoso.
En
fin…
-
Tengo que ver la cabaña primero para saber
lo que tenemos que comprar. – dije con fingido desapasionamiento.
Bella
me abrazó y vi por encima de su hombro como Carlisle trataba de contener la
emoción. Pero lo comprendía a la perfección, pues sentía como si después de
tanto tiempo algo hubiese encajado en su lugar de nuevo.
-
Vamos a cazar. – susurró bajísimo Bella en
mi oído haciéndome estremecer. – Tenemos algo que celebrar.
Nunca
antes las despedidas habían sido tan cortas como en ese momento; pero
necesitaba huir antes de que ese jodido bulto entre mis piernas se hiciera más
grande aún.
00000000
Al
día siguiente, yo estaba arreglando desde la casa de Jasper ciertos detalles de
la mudanza. Bella y yo habíamos hablado de eso la noche anterior cuando nos
fuimos de caza y…nos pusimos a…bueno, nos fuimos de caza y punto. El caso es
que habían algunas cosas que queríamos mandar a traer desde Coldwater; lo que
por ley me obligaba a contratar a una empresa de mudanzas. Además de verme
obligado a ir para allá.
Después
de llamar al aeropuerto y cuadrar todo, llamé a Isabella a su celular.
-
Salgo dentro de dos horas para New
Hampshire. Ya acordé todo lo que necesitamos. Se supone que en quince días
deben de estar enviando las cosas a Forks. De hecho, ya arreglé que estuviesen
enviando las cosas para cuando las remodelaciones estuviesen hechas. Así que
vendrán mañana a inventariar cada cosa que queramos llevarnos y la almacenarán
en un cubículo hasta que toque enviárnoslas.
-
Oh. No sabía que eso se podía hacer. –
respondió ella del otro lado de la línea.
-
Claro que sí. Cuando les pagas suficiente y
son una empresa responsable, claro está. no dejaría tus Cosmopolitan es las
manos de cualquiera. – escuché su risa amortiguada y me complació ver lo fácil
que estaba resultando todo para nosotros en este nuevo comienzo. – Estoy
arreglando el equipaje. Te llamo en cuanto salga para el aeropuerto ¿está bien?
-
Eres muy eficiente ¿te lo han dicho? Solo
por eso te estará esperando un premio en casa. – el tono que usaba parecía el
de una gata melosa que busca que la consientan cuando se restriega contra las
piernas. ¡Ah, fabuloso! Ahora tenía una erección y media hora solamente
disponible antes de que viniera el coche por mí.
Supe
que me estaba excitando demasiado cuando las costuras del pantalón crujieron y
el teléfono también, así que solté el agarre de ambos; pero primero el del
pantalón porque es preferible perder un blackberry antes que asfixiar a mi
pobre pene.
-
Sabes que pagarás por eso ¿cierto?
-
Me muero por ver que es lo que harás.
-
En realidad no te vas a morir, y eso es
bastante conveniente basados en lo que tengo en mente ahora.
-
¿Ah sí? ¿y se puede saber que será “eso”? –
recalcó la palabra con un deje tan sensual que hizo que se me pasara por la
mente perder el avión, pero sospechaba que la intención de Bella era causarme
un serio caso de blue balls; y si no
me apuraba a colgar se saldría con la suya.
-
Oh, lo sabrás. Créeme que lo sabrás apenas
llegue. – al final dulcifiqué mi tono. – Tienes el corazón del monstruo en tus
manos. Por favor, cuídalo. Porque él te va a extrañar cada momento que esté
lejos.
-
Lo haré.
Terminamos
de despedirnos y me puse las manos en la cintura y miré hacia el asta de
bandera que tenía abajo.
-
Tú y yo tenemos un problema que arreglar
antes del viaje.
Varios
minutos después me estaba montando en el taxi que me llevaba al Three Forks
Airport. Jasper había insistido en llevarme pero preferí dejarlo en la ciudad
por si “el indeseable Lázaro” aparecía de nuevo.
Varias
horas después, aterricé en New Hampshire, tomé un taxi y me dirigí a la casa.
Apenas llegué noté que las superficies de casi todo estaban cubiertas de una
fina capa de polvo. Subí las escaleras y vi la puerta arrancada de los
goznes tirada en el suelo de cuando
había descubierto que bella había escapado de mí. Los recuerdos de mi etapa
cabrona me aturdían, aún no podía comprender como ella había podido darme una
segunda oportunidad. No después de todo lo que había hecho. Recogí el objeto y
lo recosté de la pared y seguí hasta nuestra habitación; desde allí llamé a
Bella y con el altavoz puesto fui recogiendo y eligiendo lo que se iría a la
nueva casa.
Revistas,
ropa, zapatos, adornos, los sofás, sillas, productos de maquillaje y cerca de
treinta mil cosas más fueron seleccionadas por ambos para ser embalados. Saqué
de uno de los cajones aquel babydoll negro transparente de Victoria´s Secrets que hacía ya casi un año que había hurtado de la
antigua casa de Bella.
Mi
vieja amiga “La Sra. Erección” había
vuelto, así que le comencé a describir a Bella lo que pensaba hacerle en cuanto
la viera. Ella me comentó como lo recibiría y gemí al imaginármela “no muy vestida”
con ese babydoll haciendo lo que
ambos describíamos. Me encaminé hacia el colchón repleto que estaba casi
repleto de objetos que empujé hacia un lado, me estiré en la cama, y cuando
liberé mi pene tomé su base y comencé a acariciar con lentitud pero con fuerza.
Eché
la cabeza hacia atrás cuando un espasmo me golpeó pero aflojé el agarre
retrasando el clímax lo más posible.
-
Te quedaste callado, Edward. – susurró
Bella con una cadencia irresistible. Arrastrando una que otra palabra generando
un hechizo como el de una serpiente. - ¿Acaso ya te…corriste?
Gruñí
ante su actitud provocadora.
-
No, aún no. pero estoy muy cerca. Sin
embargo me cuesta guardar el control cuando te estoy imaginando a medio vestir
mientras que yo te acaricio con lentitud. Arrastro mis yemas con suavidad por
tu cuello, desciendo por el medio de tus pechos pero sin acariciártelos, sigo
por tu estómago, tu vientre y cruzo la línea que me marca su transparente braga
de encaje hasta encontrar tu sexo y acariciarlo sin mucha delicadeza. – escuché
como se rompía una tela y aunque me moría por preguntarle que era decidí seguir
adelante con nuestra deliciosa tortura. – Tu humedad me baña los dedos sin
pudor y eso está bien. No quiero que te cohíbas conmigo. Jadeas mi nombre
ondeándote hacia mí en busca de más. Y te lo doy…- los gemidos desde el otro
lado de la línea telefónica no se hicieron esperar y eran música para mis
oídos. ¿Estás cerca, Bella? – jadeó un débil “si”. – Entonces vente para mí,
quiero escucharlo.
En
ese momento un largo y exquisito gemido – lloriqueo se apoderó del altavoz
incitándome a correrme y eso hice. Largo y tendido en mi mano, aunque fue algo
vacío porque ella no estaba ahí conmigo, sin embargo eso no le restaba punto en
cuanto lo excitante que había sido. Esperé a que mi respiración se sosegara
antes de4 hablar de nuevo.
-
¡Wow! Ya no más aburridas pláticas
telefónicas. De ahora en adelante cuando no esté en casa, esta será la manera
en que nos comunicaremos. – escuché su risa del otro lado y no pude evitar
hacer lo mismo. – No te rías; estoy hablando muy en serio.
-
Vale. Como quieras. ¿pero eso también
aplica a otras personas? – comentó con voz juguetona. No pude reprimir un
sonido gutural que brotó de mí.
-
Por supuesto que no. – dije entre dientes.
Terminamos
la conversación entre envíos de saludos por mi parte y recordatorios por parte
de ella. Como si fuesen necesarios;
dije para mis adentros. Pero eso me hizo pensar en una cursilería que no me
parecía del todo mala, cada vez parecíamos una verdadera pareja.
Al
día siguiente, a las ocho en punto de la mañana la empresa de mudanzas llegó y
antes de proceder a recoger algo; uno de los encargados entró a la casa e
inventarió todo lo que quería que se llevasen. Me dejó una copia y luego fue
cuando procedieron a recoger el millar de adornos, muebles y pertenencias.
Excepto las maletas que contenían tanto la ropa de ella como las mías, todo fue
embalado en cajas blancas con el logotipo de la empresa, de acuerdo a su
contenido fue clasificado y tratado con sumo cuidado. Todo estaba arreglado.
Mi
nueva vida con Bella sería perfecta con Bella al lado.
A
la mañana siguiente me dirigí al Aeropuerto Regional de Manchester y de allí
tomé mi vuelo hasta Seattle, desde allí una pequeña escala y hasta Three Forks
Airport de nuevo. Cuando iba camino a tomar un taxi; aún no compraba un auto
adecuado para estar en esa ciudad en la
ciudad; mi teléfono timbró. Miré la pantalla y era número desconocido.
-
Edward, es Alice. – no había tenido tiempo
siquiera de decir “aló”.
-
Creo que bien podrías esperar a que llegue
a la casa para hablar de decoración…
-
No estoy llamando por eso. – su tono frío
me inyectó un frío desagradable a lo largo de la columna vertebral hasta llegar
a mi culo.
-
¿Qué pasa?
-
Tuve una visión. Por favor dime que vienes
cerca.
-
Me dirijo a tomar un taxi de inmediato.
¡Dime de una puta vez lo que pasa! ¡¿Es algo con Isabella?! – el miedo me
atenazaba. Sentía que tenía que salir corriendo a protegerla pero aún no
conocía lo que estaba pasando.
-
Vi que Bella era secuestrada por Jacob…- automáticamente
gruñí exasperado y urdiendo un plan de venganza en mi mente. Tenía unos
fósforos en el bolsillo derecho de mi pantalón, y sabía muy bien cómo iba a
usarlos. Aún así un lado de mi mente,
consideró la posibilidad de que ella no podía ser abducida inconsciente ya que
los fármacos no funcionan con los vampiros, y tampoco pueden inyectárnoslos
puesto que nuestra estructura corporal parecía estar hecha en una especie de
hierro forrado en una suave tela. Por lo tanto Jacob Black no se las vería
fácil con Isabella, en lo que me tomaría llegar hasta ellos… - Y por Tanya. –
finalizó; y ese ramalazo de frío se intensificó.
-
¿En – dónde – coño – están? – musité con
rabia.
-
Ahora justamente no lo sé. En la visión me
parecía verlos acercarse por la carretera de Willow Creek en vías de Three
Forks pero estoy ya cerca del aeropuerto y no los he visto; así que creo que
aún no han pasado por allí.
-
Ese pedazo de mierda me va a pagar con
creces…
-
¡Enfócate, Edward! necesito que estés cerca
de la puerta principal para recogerte y seguir de largo a por Bella.
Accedí
a lo me decía y en menos de cinco minutos el maldito equipaje estaba en el
coche, Alice manejaba como posesa en dirección contraria a donde habíamos
venido y yo trataba de no salir del auto corriendo. Necesitaba saber algunas
cosas.
-
¿Por qué si viste que Bella sería
secuestrada la dejaste salir de casa? ¿En dónde coños está Hale? No me mires
así, ¡Se suponía que él se quedaría cuidándola!
-
Primero que nada. Jasper estaba
encargándose de los negocios tuyos cuando recibió mi llamada. Automáticamente
fue a buscar a Esme y Rosalie a Port Angeles, así que pregunta antes de sacar
tus propias conclusiones. Y segundo, mi don no es ninguna ciencia exacta, veo
lo que ocurrirá cuando se toman decisiones. Eso siempre y cuando estén
relacionados de alguna manera conmigo, por lo cual presiento que no había visto
que secuestraban a Isabella hasta que ambos se decidieron a hacerlo. Jacob y
Tanya conocen las limitaciones de mi don e intentan sacarle partido a estas.
Además, desconozco porque diablos Esme y Rosalie no contestan los malditos
teléfonos, así que tampoco pude advertirlas.
-
¿Y Carlisle sabe de esto?
-
Tampoco contesta, aunque eso no me extraña
puesto que sabía que tendría tres intervenciones hoy…
De
pronto se puso como en trance y parecía que manejaba más por autoreflejo que
por estar al tanto de la carretera. La tomé del hombro y la zarandeé hasta que
después de unos segundos, en los que gracias a dios no pasó nadie cerca de
nosotros, ella salió del trance y me miró.
-
Yo...no había podido ver lo que pensaban
hacer con Bella. Y aunque Jacob aún no lo decide…pude ver lo que quiere Tanya.
– la profundidad en su mirada dejó la palabra como algo tácito y
sobreentendido.
“Matarla”
estaba escrito en su cara aunque sus labios se negaran a decirlo en voz alta.
Apenas
puedo creer que ya esté finalizando esta historia…un solo capítulo no separa
del final!!!! Me da nostalgia y a la vez alegría. Voy cerrando ciertas etapas
al culminar los proyectos que me trazo, y con este no hay diferencia. Muchas
gracias por haber acogido a Anhelo entre sus fics favoritos.
No
saben cuánto se lo agradezco.
A
mis Betas:
Rochii:
Te debo tanto que no sé ni con qué pagarte. Cualquier agradecimiento se queda
corto.
Bettylu:
Bienvenida a la Familia TMS (The Moon´s Secrets).
Y
para ustedes, chicas…Un leemos muyyyyy pronto.
*Marie K. Matthew*
3 comentarios:
Fabuloso, que bueno que ya Edward se esta emendado como pareja y que lo sienta y quiere que Bella sea feliz con él, y q regrese a vivir en familia, wao te ha queado espectacular, me encanto, pero estoy perpleja con lo que va suceder con esa Tania y Jacob, malos, ojalo no puedan hacerle nada.
Saludos,
Marie un capí fabuloso. Me encanta que Edward se este comportando y que las cosas entre él y Bella esten excelentes. No sabes cuanto anelaba este capí. Espero ansiosamente el próximo. Me encanta la historia, ha estado super excelente desde el principio. Te envío muchos saludos!!!
Gracias, Chicas...en serio les agradezco mucho el apoyo que le han prestado ami historia desde el principio. ;) un besote.
Publicar un comentario