viernes, 14 de octubre de 2011

Alice

Fics corto sobre el pasado de Alice




Nunca fue una persona normal, era la rara de la familia, por no decir la loca, es por eso también que decidieron ocultarla del mundo exterior, su personalidad excéntrica llamaba la atención y eso era lo que menos quería su familia.


Su cabello era largo, hasta la cintura, le gustaba trenzarlo y llenarlo de pequeñas flores, siempre y cuando se le permitiera salir de la casa, la mayoría de las veces se conformaba con llenarlo de  flores de papel, esas, que con ayuda de su hermanita menor realizaban, después de un tiempo ni a la pequeña dejaban que se acercara  a ella.

Era consiente que estaba viviendo los últimos días en su hogar, sus “sueños” le mostraron el destino de su vida.

Es por eso que la llevaban a un sanatorio, a causa de sus “sueños”, mucho de ellos los guardaba para ella, pero ¿cómo una niña se callaba las cosas que veía?, muchos familiares la llamaron bruja, otros incluso le temían, a veces acertaba con alguno de sus sueños, como la vez que hablo de la fiebre, un mal, que se propagaría por varios estados norteamericanos, o la vez que hablo sobre la ruina de la familia, el negocio familiar que no prosperaría, pero quien le creería, si tan solo tenía diez años.

Su día a día era de levantarse cantando, bailando, ya casi no le importaba pasar todo el día encerrada en su habitación, con su padre la mayor parte del día en casa era imposible para su madre acercarse a ella para acariciarla, besarla, como su más grande tesoro, su hija mayor, es que su padre siempre fue el más autoritario, más aun con el “problemita” de ella, siempre la oculto aludiendo que era una niña frágil y enfermiza, su madre esperaba las instancias en que salía a reuniones de trabajo, para poder visitarla a su cuarto, la felicidad era mayor cuando el hombre debía viajar fuera de la ciudad, esos eran los días en que la sacaban al amplio jardín de la casa, esos días era cuando la niña era verdaderamente feliz, corriendo por entre las rosas de mamá, oliendo cada una de las flores, quedando impregnada de sus esencias, ya que no sabía cuándo más estas ocasiones se podían repetir.

Su padre, conocido hombre de negocios, viajaba constantemente hasta hace un tiempo atrás, pero ya no lo hacía, eran tiempos difíciles, económicamente, ya casi no eran invitados en las reuniones de alta sociedad y eso era un punto a considerar  puesto que su economía  básicamente se trataban de hacer negocios con ese tipo de gente, su madre por otra parte se ocupaba de las labores de la casa, cosa que había tenido que aprender después del despido de dos de sus criadas, a ella no le importaba  mucho,  era feliz con la vida que llevaba, aunque había sido criada con muchos lujos, estaba enamorada de su esposo y lo seguiría hasta el fin del mundo,  si era posible, solo una pena tenía en su corazón, la enfermedad de su niña mayor le robaba el sueño, sabía que su Alice no era normal, desde pequeña, cuando jugaba con ella, muchas veces debió  guardar las ideas locas que pasaban por la mente de su pequeña, muchas veces fue cómplice de los episodios de trance de la niña, ahora su esposo, estaba buscando  un sanatorio lejos de la ciudad donde llevar a la niña, él la culpaba de la ruina de la familia, para él , la niña era culpable de que la sociedad lo estuviera apartando hacia un costado, y él no podía soportar eso. Lo que no sabía él que todo esto eran atisbos de una guerra que estaba comenzando y que afectaría a todo el país.

Ella ya se había convencido que era lo mejor para su bebe, más bien, su esposo la había convencido de que lo mejor en estos casos era llevarla a especialistas donde sabrían tratar su enfermedad, sus visiones, sus sueños como solían llamarle, el día se acercaba y la pena de perderla no podía ocultarla, no le importó el enojo de su esposo, pasaba horas con ella en el dormitorio, bailando, cantando, coloreando, lo que fuera para estar cerca de ella, para de una u otra forma pedirle perdón, por no ser fuerte y atreverse a contradecir a su marido y que no llevaran a su niña lejos de ella.

El día había llegado, preparaba la maleta, sus lágrimas no dejaban de bajar, no llevaría muchas cosas, en fin, no necesitaría muchas cosas, la herida de su corazón no cerraba, mientras ordenaba las pertenencias de la niña, miro hacia la ventana donde se encontraba su Alice con la mirada perdida hacia afuera, acariciando al gato, esa ventana, la única conexión del mundo exterior que tenía la niña. Alice entendía muy bien donde iba, lo había visto en uno de sus sueños, su madre lo sabía y era justamente eso lo que más le dolía, no se permitía pensar en la vida que llevara su niña en aquel sanatorio, se repetía  para ella, que era lo mejor, tal vez así podría convencerse mas rápido de la partida de la niña.

Alice sabía lo que vendría, pero no sentía remordimientos hacia su padre, que siempre la trató como algo ajena a la familia, sabía que extrañaría a rabiar a su madre y su hermanita, sabia también que estaría sola en ese lugar lúgubre de ventanas enrejadas, ya no se permitía  pensar en ello.
Esperaron a la noche para sacar a la muchacha de la casa, a la madre no se le permitió ir con ella. Se despidieron en la habitación, las lágrimas no se hicieron esperar, era tan desgarrador tener que dejar partir a un pedacito suyo, el padre de la niña tenía  todo planeado, después de que se llevaran a la niña, harían conocer la muerte de ella, con funeral y todo, era conocida la historia de la muchacha frágil y enfermiza, que una muerte prematura no levantaría sospechas de la familia.

A eso del crepúsculo llego un hombre, una deidad hermosa para los ojos humanos, era el encargado de llevar a la pequeña Alice al sanatorio, ella ya lo conocía, lo había visto en sus sueños, pero aun así, le sorprendió la belleza de sus ojos color ocre, el médico, le sonrió y le infundio un valor para seguir adelante con lo planeado por su padre que ni siquiera mostraba remordimientos por entregar a su hija a una vida en la oscuridad de un hospital.

Subió al coche y miro el frontis de la casa, quien sabe por cuando tiempo más recordaría su hogar, el jardín de su madre, donde tantas veces jugo a escondidas de su padre, saco la cabeza por la ventana tratando de capturar ese olor que desprendían las flores, para así llevarlos con ella durante este viaje que hoy emprendía, instintivamente tomo la coleta de su cabello recordando cuantas veces los lleno de flores, hoy llevaba una de las que su hermana había dibujado para ella, su pequeña hermana que dormía en la habitación, no sabía que lo que estaba sucediendo, pero así era mejor, la niña no tenía por qué  enterarse del destino de su hermana.

Dejo atrás a su madre quien miraba por la ventana, dejo su vida, su gato, su hermana, dejo de ser Mary Alice Brandon y quien sabe quién  sería de ahora en adelante, a los quince años no se tiene la idea de que rumbo tomaría su vida, menos aun si estas encerrada en un hospital psiquiátrico… ¿qué perdería?

Pues no habría cortejos de pretendientes, ni paseos con las amigas por el parque, no habrían invitaciones para la hora del té, ni mucho menos bailes de sociedad, para ella la vida terminaba aquí, si es que alguna vez vivió.

El viaje fue silencioso, no sabe en qué momento se quedó dormida, después de mucho rato, quizás toda la noche, reconoció el lugar donde estaban llegando, escondido entre colinas y bosques, lo más apartado posible de la sociedad se encontraba el hospital psiquiátrico, un suspiro lastimero salió de ella, sin poder retenerlo, el portón de fierros forjados se abrieron dando paso a un largo camino que llevaban al frente de la gran casona, llena de musgos, a lo lejos se podía notar personas de batas blancas, algunas acompañadas de enfermeras y otras sentadas en el pasto, con sus miradas perdidas, quien sabe en qué mundo.

Mientras tanto en lo que fue su hogar se velaba un ataúd lleno de las pertenencias de la pequeña, la daban por muerta, señal de que su madre y su hermana jamás la volverían a ver.

La recibieron unas enfermeras que la despojaron de sus pertenencias,  en ese lugar ya no necesitaría nada mas, le dolió dejar a un lado el relicario que su madre el día anterior había colgado en su cuello, le pusieron unas pijamas blancas, le sacaron sus zapatos, para ponerle unas zapatillas bajas, que no eran nada cómodas, prefería andar descalza, en casa rara vez usaba calzado. La dirigieron por algunos pasillos, lúgubres y húmedos, entraron una sala donde la sentaron en una silla nada cómoda, pusieron una capa sobre ella y comenzaron a cortar su cabello, rápidamente y por acto reflejo quiso arrancar del lugar unos enfermeros, personas que no se había percatado que estaban en el lugar, la afirmaron y amarraron a la silla, su llanto y gritos eran bastante fuertes mientras su cabello caía al suelo con flores y todo, levanto la vista al ventanal que daba al patio y fue cuando se percató que todas las personas internas, tenían su cabello corto, otra persona de delantal blanco, se acercó a ella con una jeringa, solo sintió un leve pinchazo y se sumergió al más oscuros de sus sueños, comenzaba su pesadilla.

4 comentarios:

nydia dijo...

me encanto aunque no deje de sentir pena por el pasado que le toco vivir a Alice,genial la historia....Besos...

Twilightmaniaca dijo...

¡Wow!, bien hecho niña, me atrapo tu historia, ¿cuando publicas otra vez?, ya tienes otra seguidora :)

Anónimo dijo...

me encanto,es bueno imaginar un poco de pasado de alice , ojala publiques pronto, un abrazo.tambien me gustaria que publicaran anhelo desde la oscuridad es genial me encanta

Lumy Cullen dijo...

Chica me encantó muchísimo. De verdad que siempre tuve curiosidad por lo que fue de Alice antes de combertirse en vampira y parte de la familia Cullen. Me encantó mucho el relato de esta historia. Espero el próximo capí, SALUDOS!!!

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